miércoles, 30 de enero de 2013

El hermano del medio


 
 
El hermano del medio, ¿lleva las de perder?

 

Parece ser que son los mismos "perjudicados" los que echaron a correr el rumor, porque los profesionales tienen otra teoría. Una psicóloga aseguró que, "cada lugar tiene su dificultad"

 Lo que generalmente ocurre es que el mayor es el único "mayor", el menor, el "único menor", pero el o "los del medio no tienen un lugar definido".

Así lo explicó la psicóloga y psicoanalista Eva Rotenberg, para quien uno de los pocos "perjuicios" que conlleva la ubicación es que el del medio "no es ni mayo,r ni tiene las ventajas o los mimos del menor".

 
Rotenberg explicó que "para construir la identidad, uno tiene que ser visto por otros que otorguen significado y en esto los padres juegan un rol esencial". Por lo que si un hijo pasa desapercibido, "le resultará difícil formar su identidad".

"El Yo, se estructura en relación con la mirada del espejo; el primer espejo es la mirada de la madre":
"La madre es la representante del papá y de la cultura, (los valores); según cómo ella lo ´mire´ y lo que le transmita le dará significado".

¿Cómo deben actuar los padres?

Los progenitores tienen la nada fácil tarea de "desarrollar herramientas internas en los hijos"; deben ayudar y acompañar la crianza de manera tal que ellos desplieguen su potencial como sujetos.

En ese contexto, Rotenberg detalló que "tanto si no lo tienen en cuenta, así como si lo llenan de ansiedades el resultado va a ser que no va a desarrollar bien su potencial interno. "Es importante que la madre lo pueda ver (que lo vea a él: conozca sus tiempos y deseos) y acepten las características con que nace cada hijo".

Es por eso que la psicóloga insistió en que las "dificultades" no depende tanto del lugar que ocupe el hijo en la escala de "edades" sino también del sexo y las circunstancias de la vida.

Para Rotenberg hay muchas situaciones que se deben tener en cuenta: "quizá cuando nace un hijo los padres están en mejor situación emocional que cuando nacen los otros".

En ese sentido, la profesional destacó que el hecho de que el menor goce de los "privilegios" y "mimos" que implican ser el "más chiquito", pueden llegar a jugarle en contra y –por ejemplo- costarle socializar o competir por un puesto laboral por la simple causa de que siempre fue el "protegido de la casa".

"Salir del rótulo de los padres es muy difícil", remarcó la profesional.

Lo mismo ocurrirá con el mayor, que siempre será visto como el "grande" (aunque tenga dos años, si el segundo nació muy "cerca", pasará a ser el mayor a una edad en que no debería ser considerado como tal).

Rotenberg, que acaba de publicar su libro Hijos difíciles-Padres desorientados. Padres difíciles-Hijos desorientados, destacó que la crianza de un hijo es un encuentro: "no se trata de imponer cosas, los padres deben encontrar el equilibrio, dado que si son autoritarios dificultarán el desarrollo del niño, en tanto que los permisivos no marcan correctamente el camino".

Qué pasa con los hermanos del medio, o con el más chico, o con el más grande?

Dicen que los hermanos del medio son los que más sufren o padecen esto de "no ser ni el mayor ni gozar de los mimos y protección del menor", porque es como si de repente su función desapareciera y son "desplazados" del lugar que reinaban.
Pero parece que algo de esto hay porque es muy común que los hermanos del medio tengan más conflictos en la personalidad.

Si bien es cierto que el más chico y el más grande también sufren por los roles que cumplen, el del medio parece que nunca encuentra su espacio. Te parece que es así o es solo una casualidad de algunas familias?

Todos tenemos algo que padecer siempre, tal vez siendo el hermano del medio te pases la vida buscando un rol que nunca tuviste en tu familia, pero de algo estoy segura: tus padres siempre te van a querer de igual manera.

 

Rivalidad entre hermanos

Cuando en una familia hay varios hermanos se pueden detectar diferencias significativas en el cuidado y dedicación de los padres, en la educación recibida, en los miedos trasmitidos, etc.

Esto puede hacer que los hermanos se vean como rivales frente a los que hay que competir para ganarse la admiración de los progenitores.
Ser el mayor, mediano o pequeño puede determinar la educación que recibimos e influir en nuestra relación con los demás, vamos a madurar de manera diferente y de ahí que los hermanos no tengan grandes similitudes en la forma de pensar y de actuar ante las cosas que les ocurren.

Hermanos mayores vs hermanos menores
Los hermanos mayores, por ejemplo, viven experiencias peculiares, al ser el primer hijo es frecuente que los padres les eduquemos con más miedo, ya que no tenemos experiencia en su cuidado y tememos que algo malo pueda sucederles.

Eso puede fomentar que el primogénito acabe teniendo una mayor predisposición hacia trastornos fóbicos y miedos, por este motivo es importante que no trasmitamos nuestras ansiedades a los hijos, se trata de aprender a fomentar una actitud más positiva y no de ver peligros en todo aquello que nos rodea.

Es cierto que nuestros hijos pueden parecernos muy frágiles, pero educarles con miedo no les ayudará a enfrentarse con garantías a las dificultades, ni fomentará su autoestima. Por lo tanto es importante que nos centremos en fomentar su autonomía y que no les protejamos en exceso.

Para poder paliar este problema desde un principio es importante que hagamos participe a nuestro hijo de la llegada de su hermano

El príncipe destronado
Otro momento complicado en la vida de los primogénitos sucede cuando el mayor se ve “destronado” por la llegada de más hermanos, sobre todo si tiene más de 3 años. Es normal que se sienta celoso, quién no lo estaría si pasara de ser el centro de atención a un segundo plano.

Si esta rivalidad no se trabaja desde el principio, podemos encontrarnos a dos hermanos que pasan sus vidas llevándose la contraria y discutiendo por cualquier cosa. Muchas rivalidades infantiles pasan a la edad adulta y podemos encontrarnos a personas adultas que no se llevan bien con su hermano o hermana porque de pequeños el otro era el favorito de los padres.

Para poder paliar este problema desde un principio es importante que hagamos participe a nuestro hijo de la llegada de su hermano. No es un rival sino un compañero si hacemos que el niño vea los aspectos positivos de tener un hermano pasaremos a convertir esa experiencia en algo deseado por él. Existe la creencia de que los hermanos mayores son también personas más responsables, ya que con frecuencia los padres les exigen que sean un modelo para sus hermanos pequeño y también se encargan de cuidar de ellos en muchas ocasiones. Asumir responsabilidades dotará a los chicos de mayor independencia, pero tampoco se trata de exigirles responsabilidades que no sean propias de su edad.


Y los medianos...
Los hermanos medianos se suele decir que son los olvidados.

 Pueden sufrir también el ser “destronados” con la llegada de sus hermanos más pequeños, y habrá que seguir los mismos pasos dejando al margen la idea de rivalidad. El mediano puede sentirse desconcertado ya que tampoco van a gozar del protagonismo y la importancia que se le da al primogénito.

Esto puede provocar que busquen diversas estrategias para llamar la atención, pero si sabemos tratarles con cuidado, dotándoles de confianza pueden convertirse en personas bastante equilibradas, ya que les educan padres con más experiencia, y cuentan con el apoyo de su hermano mayor. Ser el mediano puede tener sin embargo muchas ventajas, los padres no viven su educación con tanta incertidumbre y tienen un modelo en su hermano mayor, que suele ser el que asume el papel negociador con los padres así que los medianos se suelen criar con una mayor libertad, al tiempo que pueden ir asumiendo parte de responsabilidad cara al hermano pequeño.

Los más pequeños
Los más pequeños de las familias, también atraviesan por experiencias singulares, al nacer ellos, los padres ya están cansados de imponer normas y es fácil que sean más tolerantes, convirtiendo al hermano menor en el mimado de la familia. En efecto, muchas veces el menor es el consentido, el preferido, el que suele protagonizar las rabietas y el que consigue lo que desea.

Si le sobreprotegemos en exceso estaremos limitando su capacidad de reacción ante conflictos futuros. Así que se trata de saber combinar el cariño con la exigencia en la educación. Pero ser el más pequeño tiene muchas ventajas, nace en un ambiente en que sus padres ya tienen experiencia y además recibe las influencias de sus hermanos que le estimulan día a día. En este sentido tienen la oportunidad de aprender de las experiencias de sus mayores, ganando en seguridad.

Reciben muchas influencias culturales y por eso pueden ser precoces en algunos aspectos. Esto se acentúa aún más si hablamos de familias numerosas, o si hay una diferencia considerable de edad entre los hermanos, ya que además tendrán la oportunidad de desarrollar desde muy pronto sus relaciones sociales, porque también recibirán la influencia de los amigos de sus hermanos y así, crecer en un mundo mucho más abierto.

Estas diferencias entre hermanos, que a menudo pueden pasar desapercibidas para los padres, pueden ser motivo de conflictos encubiertos entre ellos. Nadie sabe muy bien porqué se llevan tan mal, pero lo cierto es que siempre están peleándose. Cada uno lucha por conseguir el primer lugar y cada uno envidia la posición del otro, puesto que solo valoran las ventajas y no las desventajas. Los hermanos mayores acusarán recelo cuando vean que ellos lucharon mucho por conseguir salir hasta tarde y los pequeños salen incluso hasta más tarde con total facilidad; como si fuera lo normal. La lucha para abrir el camino será del más mayor, y los que vienen detrás se beneficiarán de ello.


El más elogiado es el primero
Las diferencias causarán mella en los más pequeños y si no son muy reforzados y tienen inseguridades, desarrollarán dificultades para conseguir sus metas. A veces piensan que los logros conseguidos por su primer hermano son fáciles y que les tiene que venir a ellos sin luchar. Esto provoca desmotivación y les hace no luchar por lo que les apetece.

Lo más importante es fomentar la alianza entre hermanos y no la rivalidad, olvidándonos de hacer comparaciones entre ellos, o de apoyarnos en el ejemplo de los unos para educar a los otros.

A la hora de felicitar o recriminar a los hijos, no conviene hacerlo en relación a su ubicación en la familia, sino en relación a su naturaleza o a su edad.

Por ejemplo, si uno de los niños más pequeños ha logrado hacer algo, no por ello es menos importancia que lo haga uno mayor, para cada uno de ellos es un logro. Emitir juicios comparativos pueden influir negativamente en la autoestima al no sentir el niño que sus logros son valorados.

Del mismo modo, a la hora de castigar conviene tener en cuenta que no es menos censurable una misma acción por haber sido copiada de otro aparentemente más responsable. Con frecuencia cometemos el error de castigar a los mayores por sus acciones y por la imitación que los pequeños hacen de ellas.

Es importante que aprendan a tener conciencia en sí mismo y a actuar por cuenta propia. De ese modo recibiran premios o castigos en función de sus comportamientos y no amparándose en los otros.

 
El HIjo del medio: Atrapado entre el mayor y el menor  

 

Ser el hijo del medio es una empresa nada fácil    
Por muchos años se han atribuido características de personalidad y comportamiento típicos del hijo que está entre el mayor y el menor, y se han justificado muchos de sus rasgos debido a este ‘complejo lugar’ dentro de la familia.

Se dice, por ejemplo, que los hijos del medio son ‘difíciles’. ¿Por qué? Porque no tienen la atención que tuvo el primogénito ni tampoco la suerte de ser el más pequeño, y que por eso están en una constante competencia con el mayor y en una eterna lucha con el menor.
Se dice también que son más extrovertidos, porque deben sacar a la luz todo su potencial para lucirse entre dos hermanos que brillan por el solo hecho de haber nacido al principio y al final.

Según investigaciones al respecto,
viven en un esfuerzo eterno por complacer y agradar a sus padres, a los que creen encandilados por lo especial de sus otros hermanos.
En algunos casos buscan llamar la atención de cualquier manera y se ganan fácilmente la etiqueta de “agotadores” y “demandantes”.
Entre los celos y la competencia
En las relaciones entre hermanos -llamadas en psicología ‘fratrías’- la llegada de un nuevo hermano modifica de golpe los privilegios y redistribuye las ventajas de los anteriores, sea cual sea su edad.
Como dice el libro “Hermanos y hermanas. Una relación de amor y celos”, el nacimiento de un hermano o hermana casi siempre va acompañado de una reorganización en el funcionamiento de la familia:
 
 
El hijo del medio debe vivir acostumbrado a que el mayor está escolarizado, que está más a cargo de su padre (es decir, es menos dependiente de la madre), que va a menudo a dormir a la casa de sus abuelos y, por otra parte, tiene que soportar -ya más en el plano psicológico- la idealización del último.

En este nuevo escenario familiar el hijo mediano puede encontrarse en una situación bastante incómoda, como indica Marcel Rufo.
Compite abiertamente con su hermano más pequeño y muchas veces sufre el franco desprecio del más grande, del que a veces también se siente celoso.
 Para el hijo del medio esta composición familiar lo hace ser víctima de una especie de doble persecución, que lo sitúa justo en el medio de dos blancos, que modela su personalidad con ventajas y desventajas y que seguramente marcará su forma de ser desde niño a adulto.

“Por lo general, el hijo mediano se halla dividido entre dos tipos de complicidad que pueden transformarse de vez en cuando en rivalidad: se siente más cerca del pequeño, con el que intenta identificarse manifestando comportamientos regresivos, y desea establecer cierta complicidad con el mayor, al que aspira a parecerse.
Quiere, por ejemplo, compartir juegos que todavía no son accesibles para él porque no sabe leer. Pide ir también al colegio, cuando todavía no es capaz de separarse de su osito ni unos minutos”, indica el autor.

El del medio y el mayor
A los hijos medianos que están perfectamente integrados a sus familias maternas y paternas, es decir, que se llevan bien con sus tíos y primos y que se sienten queridos por sus abuelos, les resulta más fácil sobrellevar la relación con sus hermanos mayores y menores en la niñez. Les cuesta menos enfrentar los problemas que sin duda tendrán con ellos, dificultades naturales y casi imposibles de evitar.

Una de ellas es la competencia por la madre.
 
El hijo mayor es casi siempre idealizado al interior de la familia por sus capacidades intelectuales; es el primero en ir al colegio y sus padres viven con orgullo esa experiencia.
Y aunque el padre también se muestra dichoso por los logros de su primogénito, el hijo del medio vive con mayor preocupación la idealización de la madre por el mayor, porque él está pasando o ha pasado por las fases edípicas y se siente desatendido por ella.

En general, los padres de los hijos medianos se quejan por su comportamiento. Estos niños son más agresivos a veces y buscan -mediante travesuras y actitudes rebeldes- llamar la atención al interior de la familia. En ocasiones son agresivos con sus compañeros de jardín infantil o de colegio, como una manera de manifestar los celos que les inspira el hermano mayor. Están conscientes que no tienen la capacidad física para enfrentarse al hermano más grande y les cuesta aceptar que el mayor evidencie, casi siempre, tantos rasgos de inteligencia. Cuando crezca, el hijo del medio obtendrá muy buenos resultados académicos, inspirado y motivado por el éxito que seguramente alcanzará en el colegio su hermano mayor.
¿Frágil o fuerte?

Según Marcel Rufo, el hermano mediano no tiene por qué ser especialmente frágil. Se trata de un antiguo hermano menor, que en la mayoría de los casos tiene una vida más fácil que el mayor. En este sentido, es el primogénito el que corre más riesgos dentro de una familia.
 Debe soportar la carga de todos los deseos y proyecciones de los padres y, en ocasiones, recae sobre sus hombros un pesado mandato transgeneracional.

A favor de los hijos del medio, la experiencia a la que se ven enfrentados los padres con el primero hijo, los hace volverse -con los siguientes- menos ambiciosos y exigentes y, en consecuencia, los retos no son tan fuertes para los hijos que vienen. A juicio del psiquiatra francés, los hijos menores (tanto los segundos, como los terceros o cuartos) suelen sentirse más cómodos en la vida y relativamente serenos en su desarrollo.

El hijo del medio, como asegura este especialista, “sufre mas la presión de los padres, que están más pendientes del éxito del mayor y de la crianza del último. Así, no se siente frustrado en absoluto cuando, al finalizar la jornada, se encuentra sólo delante del televisor mientras el papá baña al bebé y la mamá hace leer al mayor”.

 

He tenido una mejor relación con la mayor, debido a que en ella siempre he visto un apoyo incondicional y al contrario de mi hermana Los Hermanos Sándwiches

Este artículo está dedicado a los hermanos sándwiches, aquellos hijos que están en el medio de la familia y no logran sentirse cómodos ni con sus padres ni con sus hermanos, y se sienten solos y aislados. Los vínculos afectivos que existen entre los hermanos varían según la familia, dependen de factores como la edad y el sexo de los hermanos, el cariño y la educación que reciben de los padres, entre otros.

Estas variables pueden afectar las relaciones entre los hermanos, porque si los padres tienden a darle su cariño y privilegios a un hijo más que al otro, éste se sentirá ignorado y querrá revelarse contra su familia.

Este es el caso de los hermanos sándwiches.

Para los padres el hijo mayor es más responsable y meticuloso en cada cosa que hace, y al hijo menor lo tratan con mucho cariño, lo regañan pero sin exigirle demasiado.

Esta clase de privilegios que le ofrecen los padres a este grupo de hermanos afecta la vida del hijo del medio, porque puede llegar a sentirse solo, con falta de cariño y amor.

Por eso los hijos del medio siempre querrán llamar la atención, este comportamiento va determinar su manera de ser ante su familia y la sociedad en general. Y aunque la familia le ofrezca el cariño suficiente, el hijo del medio siempre va a sentir un vacío sentimental, así que busca ese afecto en personas que no tienen ningún tipo de relación con su círculo familiar.

El trato que dan los padres a los hijos dependen de las aptitudes, actitudes e influye en la forma de pensar de un hermano u otro hacia determinado tema, cada uno toma decisiones diferentes, debido a que no querrán parecerse entre ellos y desean que los distingan por lo que son realmente como personas con sentimientos e ideales divergentes.

Los padres les exigen mayores responsabilidades a los hijos del medio, porque deben ser mejores que los mayores y dar ejemplo a los menores, eso crea cierta rebeldía en no querer parecerse ser como sus hermanos, los hijos del medio son especiales aunque el mundo demuestre y diga lo contrario.

Los hermanos así provengan de los mismos padres serán diferentes física, intelectual y psíquicamente, por eso cada padre tendrá que tratar a sus hijos con igualdad y mucho más a los hijos del medio, porque no se sienten motivados de ninguna forma para crecer y desarrollarse como personas, ya que siempre los están comparando con sus otros hermanos.

En mi caso particular mi hermana mayor me lleva seis años y yo le llevo nueve años al menor. siempre he pensado que me quitó atención por parte de mis padres, porque antes que ella naciera todo era para mí. Estoy segura de que no soy la única que vive este tipo de situaciones con sus hermanos(as).

Una ventaja de ser hijo del medio es que siente mayor la estabilidad en comparación con sus otros hermanos, porque no tiene la responsabilidad del mayor ni la inmadurez del menor.

Esto le permite desarrollarse con un concepto más claro en la vida, porque a pesar de que tenga a su hermano como precedente intenta hacer cosas que por la naturaleza el mayor le sería extraño, el hermano del medio trataría de imponer su personalidad y sus ideales por encima de lo que piense su familia.

Quiero aclarar que a pesar de todo, somos lo que somos a partir de nuestra experiencia con nuestros hermanos y con la sociedad. Con los hermanos mayores y menores se comparte gran parte de la vida en especial la infancia, porque son las primeras personas con quienes se tiene un contacto directo después de los padres. Desde el punto de vista de un hermano del medio, los hermanos mayores dan ejemplo con su experiencia y responsabilidad para ayudar a crecer demostrando así que se puede ser mejor persona cada día y a los menores se les enseña cada cosa que los hermanos del medio intentaron hacer pero de una mejor manera.

Finalmente quiero expresar que a pesar de las cosas que le pasen a los hermanos del medio tanto los traumas psicológicos que experimentan hasta los círculos sociales en los que se desenvuelven, siempre se diferenciarán del resto de su familia por comportarse de una manera más extrovertida y original en el mundo en que viven.

Quiero que después de haber leído este artículo, este más claro lo que significa ser un hermano del medio y después de eso se abra una discusión abierta desde el punto de vista de los hermanos mayores, menores y los del medio.