Prodigios especiales de la PNL: Habilidades verbales.
En capítulos anteriores
te animaba a examinar tus objetivos en la vida. Te pedía que consideraras los
muchos aspectos de tu vida y que analizaras con atención qué querías realizar.
Te dije que quería ser tu colaborador en el proceso y que te ofrecería algunas
herramientas que te ayudarían a conseguirlo.
En los dos capítulos siguientes estudiaremos cómo
potenciar cada una de las herramientas que has conocido hasta el momento y cómo
aumentar tu capacidad para hacerte responsable tanto externa como internamente.
Externamente, potenciaremos el proceso de comunicación verbal. No sólo nos
ocuparemos de él diciendo lo que queremos decir y consiguiendo que el oyente
nos haga caso, sino también comunicándonos a un nivel más profundo. Nos
preocuparemos más de lo que piensan otras personas como respuesta a nuestras
palabras. Ajustaremos nuestras palabras para ayudar a guiar los pensamientos de
otros. ¿Suena increíble? ¿Parece una barbaridad? ¿Cambia algo las cosas? ¡Pues
claro que sí!
Internamente, consideraremos no sólo la manera de
controlar nuestras propias circunstancias para sentirnos mejor, sino también la
forma de sentirnos mejor en cualquier circunstancia. Vamos a dar un paso más en
el proceso de control de nuestros sentimientos ya buscar maneras de concedernos
una verdadera libertad emocional. En vez de controlar nuestro mal genio,
estudiaremos ante todo estrategias que contribuyan a no ponernos
innecesariamente furiosos. ¡De este modo, por el contrario, tendremos que
ocuparnos de controlar nuestros niveles de satisfacción y felicidad!
Antes de que me lance demasiado con estas ideas,
quiero que comprendas que los procesos que estamos a punto de aprender forman
parte de las nociones básicas de vivir y comunicarse. Son cosas que la gente
hace cada día. NO obstante, sólo una pequeña minoría se da cuenta de lo que
está haciendo. Estos grupos minoritarios constituyen la gente feliz, realizada
y con éxito del mundo. Son la clase de gente que probablemente te encanta tener
cerca. Me gustaría ayudarte a convertirte en un miembro de esta elite.
Reencuadre.
Los reencuadres son en esencia “formas diferentes de
mirar las cosas”. Transforman el significado de lo que se dice o lo que sucede.
La basura de un hombre es el tesoro de otro y un reencuadre es una manera de
transformar la basura en tesoro. Hay varias maneras de reencuadrar una
experiencia, y estas son tan fáciles de dominar que se vuelve algo
completamente familiar. La práctica es la clave. Empecemos de inmediato con
algunos ejemplos.
Objeción nº 1: Tu producto es demasiado caro.
Reencuadre. Desde luego a es caro. De hecho,
comparado con el producto de nuestro competidor, es más o menos un 30 por
ciento más caro. En dólares, eso es mucho; pero cuando se calcula en horas de
producción perdidas por avería, nuestro producto sólo suma unas diez horas. Con
que te ahorre a la semana una hora de producción perdida, sólo en el primer año
habrás pagado cinco unidades. Las horas de producción perdidas son mucho más
caras que cualquier producto que compres nunca. Eso es lo que tenemos que
considerar. (Reencuadra la cuestión del gasto como concepto de ahorro de
dinero.)
Objeción nº 2: Nunca antes había oído hablar de su
empresa. Creo que necesito tratar con una marca conocida.
Reencuandre: Sé que nunca ha oído hablar de nuestra
empresa con anterioridad y esto se debe a varios motivos. En primer lugar, no
nos comercializamos como las empresas grandes. Igual que Coca-Cola es la marca
más conocida del mundo y nadie ha oído jamás la marca Safeway. Si pruebas las
dos, compruebas que no hay mucha diferencia, pero Coca-Cola es un 50 por ciento
más cara. Deberías preguntarte si esa minúscula diferencia merece un 50 por
ciento más de dinero. En un artículo como el que nosotros vendemos, tal vez
encuentres algunas diferencias con las marcas conocidas, como lo bonita que es
la caja, pero además encontrarás en la etiqueta un precio un 50 por ciento más
alto. De modo que si puedes aceptar unos folletos que no parecen una revista de
tirada nacional, y si quieres ahorrar un poco de dinero, tienes que probar
nuestro producto. (Reencuadra una preocupación referente a una marca
desconocida como una ventaja de tener un producto equivalente menos caro.)
Objeción nº 3: Su propuesta no encaja en nuestros planes
actuales.
Reencuadre: Por supuesto que no encaja en sus planes
actuales. No la conocía cuando hizo sus planes. Si la hubiera conocido, la
hubiera considerado más en serio. NO tiene que cambiar todos sus planes, pero
necesita ser suficientemente flexible para responder a las oportunidades que se
presentan de improviso. La industria relojera suiza desdeñó en un principio los
relojes digitales cuando tuvieron clara
la idea, algo a lo que merecía la pena adaptarse. No permita que sus planes
actuales le dejen trabado en algo que no es todo lo fuerte que necesita. Eche
un vistazo otra vez a mi propuesta. Creo que descubrirá que es más interesante
de lo que le pareció en un principio. (Reencuadra una idea desdeñada como una
oportunidad desaprovechada.)
De modo que, ¿Cómo funcionan los reencuadres? ¿Cómo
los puedes crear? Bien, una vez conoces la objeción y conoces el punto fuerte
de lo que quieres vender, entonces sólo es una cuestión de “darle la vuelta”.
Estos son los pasos a seguir:
1.
Afirma la objeción, por
ejemplo: “Tienes razón, desde luego es caro. De hecho…”
2.
Presenta tu nueva
perspectiva, por ejemplo: “Es caro en dólares, pero si lo calculas en horas de
producción perdidas…”.
3.
Resume la otra versión
de la manera más concisa posible, por ejemplo: “Tus costes reales no se
calculan en dólares; se calculan en horas de producción perdidas, de modo que
eso es lo que tenemos que tener en cuenta”.
La persona que en mi opinión mejor aplica el
reencuadre en políticas es Ross Perot. Durante la carrera presidencial de 1992,
uno de sus reencuadres me dejó tan asombrado que aún disfruto recordándolo hoy
en día. Aunque no recuerdo con exactitud sus palabras, más o menos iba así:
Situación: Un
debate presidencial del Presidente George Bush, totalmente metido en su papel,
con el gobernador de Arkansas, Bill Clinton, con una presencia formidable, y
con un hombre poco común, el señor Perot, que comenzó a la defensiva.
Moderador: Señor
Perot, ¿Qué tiene que comentar sobre la experiencia del gobernador Clinton como
gobernador de Arkansas y la preparación que eso significa para la presidencia?
Ross Perot: No
viene al caso.
Moderador: (Sorprendido)
Perdone, ¿Qué ha dicho?
Ross Perot: He
dicho que no viene al caso. (Pausa larga e incómoda.) Arkansas tiene dos
millones de habitantes, lo cual es una gota en un vaso de agua comparado con el
número de gente de este gran país nuestro. Yo podría ir diciendo por la calle
que he dirigido mi tienda de la esquina, pero, desde luego, eso no me
prepararía para ser gerente de la cadena de almacenes Wal-Mart. Es un juego
completamente diferente.
Es un bonito ejemplo de reencuadre. Clinton utilizaba
su experiencia gubernamental como principal argumento para convencer de su
candidatura; y Perot restó importancia a este aspecto con una sola respuesta.
El éxito de Ross Perot en la política (como independiente, consiguió reunir el
19 por ciento del voto popular, incluso después de algunos graves problemas en
su campaña) quedó muy bien complementado por su uso frecuente de reencuadres.
Lo sobresaliente del reencuadre es la capacidad para encontrar una nueva
perspectiva. Aunque por lo general parece que es algo que coges simplemente al
vuelo, he aquí algunas maneras concretas de exponer tus ideas.
·
Ascender de nivel
lógico: Si la objeción es específica, a veces resulta útil mirar las cosas
desde una perspectiva más amplia. Si tu cliente está preocupado por la radio
del coche que piensa comprarse, podrías ascender al nivel de la fiabilidad:
“Esa bonita radio no lo será tanto si al final su mecánico acaba escuchándola
más que usted”.
·
Descender de nivel: Si
la objeción es general, a veces es útil volverse más específico. Si lo que
intentas es persuadir a alguien de que tu producto es mejor que el del
competidor, podrías centrarte en un aspecto específico. “Bien, tal vez digan
que su producto es mejor, pero ¿hasta qué punto es completa su propuesta? Tiene
que tener en cuenta todos los detalles de un trabajo como este.” Si te preparan
de repente una propuesta antes de comprar, ¿qué tipo de servicio crees que
obtendrás una vez que les haya entregado el dinero?
·
Contexto: Todas las
objeciones dependen de cierta serie de circunstancias, el contexto. Si cambias
el contexto, la objeción a menudo pierde el sentido. Hay varios contextos que
merece la pena considerar: personas, lugares, cosas, actividades, información.
Si el producto que quieres vender es un ordenador y este es más lento que el de
tu competidor, podrías centrarte en un contexto que no sea el de las
actividades, por ejemplo, el de las personas. “No importa lo bueno que sea un
ordenador si nadie lo usa. Ese es el fracaso de la industria actual. Gastan
cientos de millones de dólares en equipo y su gente antes que nada; luego
conseguirá los resultados deseados.
·
Contenido: A veces, lo
único que tienes que hacer es redefinir el significado que tu oyente ha
asignado a un comentario dado. Busca una manera nueva de evaluador ese
comentario. Digamos que una clientela está molesta porque un vendedor no deja
de importunarla y no la deja trabajar. “Puede estar contenta de recibir tantas
llamadas. En una ocasión conocí a un directivo que, de hecho, programaba una
determinada cantidad de tiempo a la semana para atender llamadas rutinarias de
vendedores causales.
Puede parecer una pérdida de tiempo, pero, al
contrario, cada vez que necesitaba algo urgente, tenía un contacto preparado.
Ahorraba muchísimo tiempo y, sobare todo, se evitaba muchas tensiones, pues
sabía con anterioridad qué había disponible. Nunca se sabe cuándo el jefe le
pedirá precisamente esto que ahora quiero enseñarle. Tal vez esté perdiendo
unos minutos en este momento, pero está ahorrando mucho de su tiempo futuro. Si
no ha hecho esto antes, no es de extrañar que se sienta como si no dispusiera
de nada de tiempo.
·
Aplicar a uno mismo:
Muchas veces, se puede volver a dar forma a la objeción y emplearla para
objetar a la objeción. Es un reencuadre muy efectivo, pero además puede
presentarse como extremadamente inteligente o astuto. Para obtener resultados
excelentes de este reencuadre, preocúpate por usarlo con pleno respeto hacia la
persona implicada. Supón que algunas personas están molestas por algo que ha
sucedido, pues creen que echará a perder lo que estás intentando conseguir.
Podrías responderles con: “Comprendo que podáis pensar eso, y sé que es lo
mejor que podría haber pasado, pero ese tipo de pensamiento sí que va a perder
lo que estamos intentando conseguir. Ahora mismo necesitamos unir fuerzas para
que las cosas salgan bien”. Empleas la inquietud de algunas personas sobre el
proyecto como manera de establecer tu punto de vista. Puedes suavizar los
términos con operadores modales de posibilidad (palabras como podría, puede,
probablemente, es posible y así sucesivamente) si quieres.
Como manifesté anteriormente, estas son sólo unas
pocas maneras de crear tus propios reencuadres. Pronto descubrirás que eres un
adepto a crear reencuadres de forma espontánea y natural. De hecho, es bastante
sencillo. Tal vez incluso encuentres uno o dos en algún punto de este libro.
Situarse en el futuro.
Cuando te comuniques con eficacia, formarás parte de
un proceso de creación de cambio. En un entorno empresarial, tal vez seas
responsable del incremento de la productividad o de mejorar las relaciones
interpersonales. Tal vez desempeñes un papel integral en el manejo de situaciones
problemáticas con las que se encuentra la gente. Estas circunstancias son todas
ellas ejemplos de creación de cambio.
Cuando te encuentres en un proceso de cambio con
otras personas, estás cambiando sus ideas, percepciones, motivaciones,
inspiraciones y mucho más. Estás animando a otros a hacer algo y ayudándoles a
que el proceso sea motivador y grato.
La mayor parte del tiempo tendrás que pedir a los
demás que cambien de percepciones. Pedirás a la gente que considere su modelo
del mundo. Estarás sugiriendo direcciones para sus pensamientos. Y esas
actividades pueden ir respaldas por el proceso de situarse en el futuro.
Este proceso puede ayudar a la gente a reforzar su
comprensión de los objetivos y resultados. Puede ayudarles a establecer la
dirección en sus ideas y a tener presente el mundo real. Es un proceso mediante
el cual puede pasar de la abstracción intelectual de una idea a una comprensión
de las aplicaciones en el mundo real. Puede ayudarles a analizar objeciones
iniciales y dificultades potenciales y resolverlas antes de hacer un cambio.
Les ayuda a comprender las implicaciones más amplias de sus acciones
potenciales y conseguir una impresión mejor de lo bien que están colocados
dentro del marco ganador-ganador.
Cuando ayudes a la gente a descubrir un concepto
nuevo, necesitarás también mostrarles un proceso para llevar esa comprensión a
la acción. Tu ayuda no será del todo completa hasta que también les ayudes a
prepararse para emprender la acción. El proceso de situarse en el futuro refuerza
y desarrolla el proceso de cambio.
De modo que, ¿Qué es el proceso de situarse en el
futuro? ¿Cómo lo consigues? ¿Cuándo lo pones en práctica?
No es más que hacer que quien te escucha piense en el
futuro. Si quien te escucha es un cliente molesto y tu objetivo es tener una
buena relación con él, consistirá en que ese cliente piense en lo buena que será la relación una
vez que los dos hayáis resuelto el problema.
En este libro, estás aprendiendo todo tipo de
técnicas orientadas a crear una comunicación más eficaz y poderosa. Quizá ya te
has percatado de que estas habilidades te pueden ayudar a ser eficaz (primer
paso en el futuro, introducir una nueva idea). Cuando mantengas interacciones
con otras personas en los siguientes años, verás y comprenderás aspectos de la
comunicación de los que antes no eras consciente (segundo paso en el futuro,
acompañar lo que probablemente va a ser tu experiencia). Ahora mismo, algunas
de las técnicas te resultarán sencillas (tercer paso en el futuro, una
sugerencia, acompañando la experiencia probable) pero a veces te verás
consumido simplemente intentando recordar los modelos y cómo reconocerlos
(cuarto paso en el futuro, acompañar una posible situación difícil). No
obstante, con sólo un poco de práctica y algún repaso del material (quinto
paso, hacerte una idea de cómo manejar las dificultades), acumularás más y más
experiencias con estas técnicas (sexto paso en el futuro, estimular el éxito).
Cada vez que obtengas un intercambio fructífero gracias a estas estrategias (séptimo
paso, animarte a considerar el éxito en términos realistas), tal vez puedas
encontrarte incluso más motivado a aprender el nuevo material (octavo paso,
estimular una respuesta positiva, motivada por tus éxitos futuros). Tal vez
incluso descubras que cada vez te cuesta menos esfuerzo mejorar a medida que
pasa el tiempo (noveno paso, estimular el éxito).
El proceso de situarte en el futuro practicando en el
párrafo anterior es uno de los muchos ejemplos de este libro. Fundamentalmente
ayuda a imaginar el futuro, pero hay otros aspectos dignos de mención.
Como he enseñado, la mejor manera de hacerlo es
mediante el siguiente proceso:
1.
Ten en mente un objetivo
ganador-ganador para el futuro.
2.
Empieza en el presente y
acompaña la experiencia actual.
3.
Desplázate al futuro
relativamente próximo y acompaña la experiencia probable.
4.
Plantea las posibles
dificultades, objeciones, confusiones, limitaciones, obstáculos.
5.
Aplica los procesos
implicados en superar los retos del paso 4.
6.
Completa el proceso con
una visión del futuro que aporte una descripción más plena del resultado
ganador-ganador y refleje los resultados de haber superado los retos del paso
4.
Situarse en el futuro consiste en algo más que marcar
una dirección a la persona que te escucha: facilita un camino.
Mucha gente piensa que hablar tiene que ver con
pronunciar las palabras que quieren decir. Y para ellos es así. No obstante,
comunicarse es más que pronunciar palabras: también tienen que ver con crear un
entorno que influya para que quien te escucha sienta de determinada manera, le
estimule a pensar ciertas cosas y le enseñe como resultado un camino claro
hacia la acción. John f. Kennedy tenía en mente una idea de este tipo cuando pronunció el discurso sobre
la carrera espacial. Quería que el pueblo americano se sintiera orgulloso de su
país y se sintiera lo bastante excitado como para apoyar sus acciones. Quería
que la gente visualizara su objetivo: tener un hombre en la luna para cierta
fecha. Sabía exactamente qué estaba haciendo y era eficaz por ello.
¿Recomendarías otra cosa?
Tu comunicación tal vez sea la base para desarrollar
grandes relaciones, dirigir excelentes negociaciones ganador-ganador, aumentar
el éxito profesional y muchas más cosas. Y puedes lograr todo esto con mucha
más consistencia dirigiendo además los pensamientos de quien te escucha hacia
esos futuros que imaginas.
Métodos comunes para situarte en el futuro.
Consideremos varios métodos verbales diferentes para
construir el proceso de situarnos en el futuro, dentro del marco de los pasos
definidos anteriormente, y ofrecer varios ejemplos sencillos.
1.
Haz preguntas (las
preguntas retóricas normalmente son las mejores):”Sé que sólo estamos en la
fase inicial de este proceso, pero ¿Qué haría falta para tener una gran
relación laboral durante los siguiente años? ¿No es ese el objetivo final de nuestro trabajo? ¿Acaso
no se volverían nuestras vidas más fáciles y sería una opción ganador-ganador?”
(se sitúa en una futura relación laboral alargo plazo).
2.
Describe el futuro:
“Después de alcanzar un acuerdo, tendremos mucho trabajo que hacer, y
trabajaremos estrechamente. Hay muchos detalles de los que tendremos que
ocuparnos y quiero que sepa que en todo momento, a medida que surjan, estaré
dispuesto a tratarlos. Puede estar perfectamente tranquilo sabiendo que estas
cosas serán debidamente atendidas” (se sitúa en un futuro acuerdo).
3.
Exponer los detalles:
“La próxima semana, cuando vayamos a entregar el equipo, precisaremos de su
ayuda durante la primera hora más o menos. Mis técnicos necesitarán saber qué
cosas en concreto deben tener en cuenta, como el nivel de ruido, adónde se les
permite entrar y qué zonas deberían evitar, qué tipos de interacciones les
gustaría que mantuvieran con sus empleados, etcétera. Son detalles que harán
que la instalación de la semana que viene sea un éxito” (se sitúa en una futura instalación exitosa, en el plazo
de una semana).
4.
Establecer un marco
temporal: “Puesto que acabamos de iniciar el proceso, es prematuro tomar una
decisión ahora mismo. Por lo general, los directivos en su situación opinan que
se necesita más o menos una semana para considerar completamente la propuesta y
otra semana, más o menos, para comprobar con otras personas cómo funcionará el
proyecto en el contexto de los demás objetivos. De modo que, si está conforme,
me gustaría mantener una reunión en el plazo de dos semanas, cuando podamos
zanjar cualquiera de las cuestiones pendientes que aún no hayan solucionado”
(se sitúa en una futura reunión para establecer un acuerdo, que se celebrará al
cabo de dos semanas con la mayoría de detalles ya resueltos).
5.
Emplea construcciones
si-entonces y cuando-entonces y describe los beneficios de la opción preferida:
“Aún no sabemos si llegaremos a un acuerdo, pero si es así, descubrirá que
somos profesionales consumados. Cada detalle, cada punto, se manejará con la
cortesía, minuciosidad y eficiencia más completa. Descubrirá que está muy
satisfecho de haber establecido este acuerdo y dentro de un año o dos tal vez
se pregunto cómo se las había arreglado sin nosotros” (se sitúa en el futuro de
un acuerdo).
6.
Emplea metáforas y
anécdotas personales: “Encontrarse en su posición a veces puede ser todo un
reto. Le llegan todo tipo de asesores explicándole cosas geniales que pueden
hacer por usted. Lo sé, porque he estado ahí. Solía trabajar en un cargo
similar y contrataba a muchos asesores. Algunos eran muy buenos y otros no eran
buenos en absoluto. Pero cuando encontraba uno bueno, merecía la pena todo el
tiempo y esfuerzo dedicado a seleccionarlo. Descubrí que hay que dejarse llevar
por la intuición y tomar la decisión de contratar a alguien. Eso siempre ha
funcionado bien para mí” (se sitúa en la experiencia futura de la contratación
de un asesor).
7.
Presupón el proceso de
situarte en el futuro: “Es una oportunidad muy buena para ambos. Desde que nos
pidió que le hiciéramos una propuesta, me ha entusiasmado la perspectiva de
trabajar con usted. Me muero de ganas de empezar a trabajar juntos de manera
continuada y superar la planificación preliminar. Estoy seguro de que me
parecerá aún más grato trabajar con usted a medida que las cosas estén en
marcha, de verdad estoy encantado con esta oportunidad” (acompaña el trabajo
conjunto, lo cual es una aceptación de la propuesta).
Como puedes ver, los métodos que pueden usarse para
acompañar la experiencia futura están cargados de presuposiciones,
nominalizaciones, réplicas y otros muchos patrones que ya hemos tratado hasta
ahora. De hecho, guardan estrecha relación con la mayoría de técnicas incluidas
en este libro.
En páginas anteriores ya hemos comentado los procesos
detallados que se pueden usar para obtener información de los demás. En ese
contexto, nos centrábamos en detectar cosas importantes para los demás y en
reconocer las incongruencias. El objetivo de ese capítulo era ayudarles a
alcanzar sus objetivos. Este es el punto central a la hora de crear entornos
ganador-ganador real, profundo sustentadores.
Situarse en el futuro es el proceso mediante el cual
compruebas tu trabajo. Cuando lo haces para otra persona, no sólo estás
estableciendo la dirección y sugiriendo ideas, sino que también estás
calibrando de la congruencia. Estás destacando posibles objeciones y problemas,
confiando en determinar si hay alguna dificultad en lo que tú estas sugiriendo
que precise ser atendida. También buscas entusiasmo, motivación y satisfacción
que sean congruentes en lo referente a las ideas que estás proponiendo. Cuando
obtienes este tipo de respuestas positivas, puedes estar seguro de que el
futuro que describes congruentemente es una victoria para esa persona.
De modo que, mientras concluimos esta sección, es
útil recordar que cuantas más técnicas abarques, más de ellas serás capaz de
aplicar conjuntamente (te sitúas en el futuro). Mientras continúas puliendo tus
habilidades (te sitúas en el futuro), quizá descubras sencillamente que las
técnicas crean una sinergia (te sitúas en el futuro), en la que cada uno tiene
mucho más poder si se usa en conjunción con los otros (te sitúas en el futuro).
Al final, tal vez descubras que tus nuevas técnicas verbales acaban teniendo un
poder y una efectividad que sólo dan años de experiencia laboral (te sitúas en
el futuro).
Representaciones internas.
Uno de los conceptos más frecuentemente empleados en
PNL es el de la representación interna. Cuando seas consciente de cómo tus
palabras estimulan a otras personas a generar experiencia y te comuniques
intencionadamente para incitar a tu interlocutor a crear las representaciones
internas que tú escoges, las habilidades
comunicativas mejorarán en gran medida. De hecho, no sólo mejora tu
capacidad comunicativa, también eres percibido como una persona más capaz y
positiva.
He mencionado que eres capaz de dirigir los
pensamientos de otra persona e influir sobre ella. He insinuado lo valiosa que
puede ser esta capacidad. Y he dado a entender que puedes lograr que tus
acuerdos ganador-ganador sean mucho más alentadores y sugestivos. Pero aún no
te he facilitado la verdadera materia de reflexión del proceso. ¿Cómo
conseguirlo? ¿Cómo saber lo que piensa otra persona? ¿Cómo dirigir esos
pensamientos?
El modelo seguido por la PNL es razonablemente
sencillo. Como ya hemos comentado, cada tipo de información que recibimos nos
llega a través de los órganos sensoriales: información visual por los ojos,
información auditiva por los oídos, tacto o información cinestésica por el
cuero o la piel, información olfativa por la nariz e información gustativa por
la lengua. Cuando entendemos algo, lo representamos (re-presentamos)
internamente de la misma manera. Si piensas en una bonita puesta de sol, la
representas característicamente como una imagen visual. Piensa en las puestas
de sol más bonitas que hayas visto. ¿De qué color es el cielo? Probablemente
tienes un color en mente. ¿Verde? No, probablemente no.
Cuando consideras este modelo, puedes empezar a
comprender lo fáciles que son los errores de comunicación. Si yo menciono una
puesta de sol, podría estar imaginando el fondo rojo de una de una puesta de
sol sobre el océano con nubes ondulantes por encima. Tú, por otro lado, quizá
te imagines una puesta de sol anaranjada sobre altas montañas azuladas con un
cielo claro. Una frase más tarde, cuando yo menciono el bello destello de la
puesta de sol, estaré pensando en los destellos sobre el agua. ¿En qué estarás
pensando tú? Difícil de adivinar.
Para poder formar la imagen de ese sol, te ves
obligado a añadir información. ¿Qué color tiene el sol cuando se pone? ¿Sobre
qué se está poniendo? ¿Qué aspecto tiene el cielo alrededor? ¿Hay nubes? No has
obtenido de mí las respuestas a estas preguntas; pero las respuestas son
necesarias para crear la imagen de una puesta de sol. Si una imagen vale mil
palabras y sólo te he mencionado las palabras puesta de sol, ¿de dónde llegó la
información para poder crear esa imagen?
Por lo general, parece que esa información proviene
sobre todo de recuerdos de nuestras propias experiencias. Las palabras te
recuerdan lo que ya conoces y te estimulan a crear nuevas experiencias.
El lenguaje –escrito y hablado- es un modelo de
experiencia, no necesariamente en sí misma. Es indirecto. Es simbólico. Cuando
ves las palabras en esta página, ves letras, pero respondes a los significados
asociados a las letras, no a las letras en sí. Cuando he mencionado la puesta
de sol, no has visto sólo una “s”, una “o” y una “l”, y así sucesivamente;
probablemente has “visto” en tu interior una imagen de una puesta de sol sobre el horizonte. Lomo sucede
verbalmente. El sonido de la puesta de sol es también diferente ala visión
interna que puedes crear al oírla.
Cuando la gente conversa, fabrica constantemente sus
propias representaciones internas. Algunas personas son más conscientes del
proceso que otras, pero parece ser una experiencia universal. Una vez entiendes
esto puedes mejorar tremendamente tu capacidad para comunicarte.
Cada vez que conversas, influyes en las
representaciones internas que tu interlocutor está generando. Si te pido que
imagines un árbol azul, probablemente lo harás. Tal vez no quieras, pero de
cualquier modo lo harás. Simplemente, para procesar mi frase, harás una
representación interna, probablemente visual, de un árbol azul. Piensa en el
sonido del vidrio al romperse. ¿Qué “oyes” internamente? Piensa en la sensación
de haber tomado demasiado el sol: ¿Qué “sientes” internamente? ¿Qué parte de tu
cuero se siente quemada? ¿Qué me dices de sabor del chocolate caliente y
parcialmente fundido pegándose al paladar de tu boca? ¿O del olor a tocino
frito que alcanza tu nariz a través del aire húmedo y la sensación de las
segregaciones que te atormentan anticipándose a su sabor?
Si acabas de reexperiementar cualquiera de estas
sensaciones internas, considera entonces que la única razón de que las
experimentaras ha sido que yo las mencionara. He “influido” en tus
representaciones internas. Yo he elegido que imagines el sonido del vidrio
rompiéndose o del viento entre las hojas del árbol. Yo lo he escogido, no tú.
Cuando escuchas, consientes en permitir a otra persona que influya en buena
parte de lo que pasa por tu cabeza. Es parte del proceso, Cuando otros aceptan
escuchar lo que tú tienes que decir, toleran permitirte que influyas en buena
parte de lo que pasa por su cabeza. Es un discernimiento asombroso que
normalmente pasa desapercibido y rara vez se utiliza de forma consciente.
La mayoría de la gente no se da cuenta de lo que está
haciendo. Cuando hablan, no se percatan del impacto de sus palabras, de modo
que las representaciones internas que piden generar a sus oyentes son
fortuitas. Se crean sin un propósito. Pero, con la práctica, puedes controlar
este proceso.
Por un momento, no pienses en un árbol azul. No
importa qué hagas, no pienses en ello. No pienses en las ramas o en lo largas
que son. No pienses en las hojas o en cuántas hojas hay en el árbol. No
dediques ningún momento a mirar más atentamente una sola hoja, sólo para
apreciar exactamente cómo crea esa hoja ese especial matiz azul. No imagines
cuánta luz podría billar a través de las hojas y ni siquiera consideres si este
árbol nos daría una buena sombra. No pienses en las raíces o en lo bien plantado
que está el árbol en la tierra. Ni siquiera consideres el color específico del
azul en la corteza y sobre todo no te preguntes cuántos anillos podrías ver en
su tronco. Sea lo que sea, no penses en ello. No pienses en ese árbol azul para
nada durante los próximos cinco minutos. No dejes ni que te ronde por la cabeza
mientras sigues leyendo. Ni siquiera le prestes mucha atención cada vez que
piensas en ello. No lo hagas no importa cuánto desees pensar en el árbol azul.
Hagamos un alto por un momento y permíteme hacerte
una pregunta. ¿En qué estabas pensando en todo este rato? ¿Es muy viejo? ¿Qué
tipo de azul tiene? ¿Parece un roble, un pino o qué? La mayoría de la gente
piensa que el significado de las palabras es mensaje que se comunica
semánticamente. Piensan que si le dicen a alguien que no haga algo, su mensaje
es muy claro. No obstante, en este caso, cuando te digo que no hagas algo, mi
mensaje probablemente es muy azul. Los significados semánticos de tus palabras
tienen muy poco que ver con la comunicación real que transmiten. Tu
comunicación está directamente relacionada con las representaciones internas
que crea quien te oye. Cuando dices a alguien que no piense en un árbol azul le
llevas a pensar en un árbol azul sólo por haberlo mencionado.
Pensemos en un ejemplo que te mostrará lo útil que
puede ser esta técnica. Mientras lees cada uno de los siguientes párrafos,
presta atención a qué estás pensando y en cómo te sientes.
Ejemplo 1. Una descripción de alguien “positivo”: No
habrás conocido a nadie como Gene. En él no existe la más mínima maldad ni
crueldad. Por supuesto, todo el mundo tiene un lado feo, pero en el caso de
Gene su fealdad jamás sale a la superficie. Si tiene algún pensamiento
desagradable o vena maligna, nadie lo detecta jamás. NO me desagrada nada estar
cerca de Gene, ya que la maldad y la fealdad me ponen enfermo de verdad y, con
Gene, no tengo que aguantar esa clase de porquería.
Ejemplo 2. Una descripción de alguien “negativo”:
Mario es una persona muy especial y única. Por supuesto, todo el mundo tiene
aspectos personales problemáticos que resolver y Mario no es ninguna excepción.
A veces tiene dificultades para dejar entrever su amor. La belleza de su alma y
el afecto de su corazón no siempre llegan a transmitirse a quienes están alrededor
de él. A veces deja que otras cosas se interpongan en la expresión de la
ternura que siente. No es que me encante estar cerca de Mario, porque muchas
veces las cosas que hace no están en la línea de su propia belleza interior.
Simplemente es que estar en su presencia me hace pensar en la suerte que tengo
de encontrarme en mi estado presente de felicidad.
Tras leer cada uno de estos ejemplos, hazte algunas
preguntas. ¿Qué impresión te causa la persona “positiva” Gene? ¿Qué opinas de
la persona “negativa” Mario? ¿Qué párrafo has leído más a gusto? ¿Te ha hecho
sentir mejor un párrafo que otro? Y, aún más importante, ¿qué impresión te
causa el narrador del primer párrafo en comparación con el del segundo párrafo?
Al dominar el concepto de las representaciones
internas, descubrirás que sea cual sea el contenido de tu mensaje (no importa
qué cosas específicas tengas que decir), puedes comunicarte con una gran
exquisitez positiva (o negativa). Si estás hablando de una persona “negativa”
como Mario, aún puedes fomentar un sentimiento de afecto y felicidad en quien
te escucha. ¿Qué utilidad tienen esto cuando lo que tienes entre manos es la
queja de un cliente? ¿O cuando tienes que corregir un error? ¿O dar una mala
noticia? Simplemente porque tengas algo específico que decir, no significa que
tengas que influir en tu oyente para re-presentar o reexperimentar esa cosa en
concreto. Puedes transmitir tu significado semántico al mismo tiempo que
estimulas a tu interlocutor a representar cosas completamente diferentes. Y
entre tanto estarás diciendo lo que tienes que decir.
El uso táctico de las representaciones internas
pueden dar a la gente una impresión positiva de tu persona. A nivel
inconsciente, la gente te asociará a las representaciones internas que les llevas
a hacer. Si alguna vez has estado cerca de una persona pesimista, sabrás de qué
hablo. Los pesimistas emplean casi todas sus palabras para darte la oportunidad
de imaginar lo pero, y eso no tiene ninguna gracia. Te obligan a imaginarte
cosas feas, oír sonidos desagradables y percibir sensaciones asquerosas. Te
abruman con la fealdad del mundo y te llevan a tener sentimientos negativos.
¡Horror!
Los optimistas, por otro lado, te dan la oportunidad
de imaginar cosas agradables, lo que normalmente es mucho más divertido. Llegas
a imaginar la belleza del mundo, la grandeza de las otras personas, la
excelencia y el orgullo. Llegas a imaginarte circunstancias encantadoras y
sientes emociones estimulantes. Tu energía se vuelve más positiva y tu corazón
abre sus puertas.
¿Con quién preferirías estar? ¿En quién confiarías
más sin cambiar las circunstancias? ¿Con quién querrías tener un negocio y
pasar más tiempo? El optimista, por supuesto.
De mismo modo, serás mucho más eficaz más eficaz si
guías consistentemente a la gente hacia representaciones internas agradables,
estimulantes y gratas. Aunque ellos no sepan qué está pasando, se sentirán
atraídos naturalmente por tus interacciones y por tu conversación. Tal vez no
sepan por qué, pero les parecerás una persona divertida, agradable,
estimulante. Disfrutarás de un respeto y una cortesía que te habrás ganado por
entero.
“Noes” tácticos.
En el apartado anterior, hemos estado “mirando” un
árbol azul, aunque semánticamente te he pedido que no lo hicieras. También hemos
empleado un enfoque positivo para describir los atributos negativos de una
persona, y un enfoque negativo para describir los atributos positivos de otra
persona. En cada ejemplo, las re-presentaciones internas han ido en un sentido
mientras el significado semántico de las palabras se ha dirigido a otro lado.
Esto se consigue con el uso estratégico de la palabra no.
Al leer las descripciones de Gene y Mario, tal vez te
hayan resultado gratos los comentarios semánticamente “negativos” o viceversa.
Este ejemplo quizá te haya aportado algún conocimiento sobre el poder del
concepto de las representaciones internas con voluntad.
La respuesta de la gente tiene que ver más con las
representaciones internas producto de las palabras que con el significado
semántico transmitido por las palabras. Este concepto es muy valioso.
El empleo táctico de las palabras de negación puede
potenciar las técnicas presentadas en este libro, sobre todo las del proceso de
situarse en el futuro, de reencuadre y tratamiento de objeciones. El empleo del
no puede ampliarse a otras palabras de negación, incluidas, nunca, nada,
ninguno, tampoco, etcétera.
Consideremos algunos ejemplos. En cada caso, imagina
que quieres comunicar el mensaje semántico enumerado (con su contenido
negativo), pero quieres presentarlo de tal manera que las representaciones
internas (y por lo tanto las respuestas) de quien te escuche sean más gratas y
fáciles de recibir.
Ejemplo nº 1 de situarse en el futuro. Quieres
transmitir semánticamente: Este proyecto tal vez no tenga el éxito que ninguno
de los dos imaginó y existen bastantes posibilidades de que no sientas que fue
la mejor inversión que podías haber hecho.
Ejemplo nº 2 de situarse en el futuro. Quieres
transmitir semánticamente: Las personas de esta organización van a oponerse a
esta decisión y es probable que la saboteen hasta el punto de que tu carrera se
vea comprometida. Puedes decir: La gente de esta organización quizá no apoye
esta decisión y tal vez incluso reaccione de tal manera que limite su eficacia hasta
el punto de que tu éxito futuro tal vez no esté garantizado.
Ejemplo de reencuadre. Quieres transmitir
semánticamente: Comprar esa casa nueva sería una tontería y un gran error
debido a tu situación financiera. Puedes decir: Tu situación financiera no es
exactamente halagüeña y comprar esa casa supondría quedarte sin dinero para
arreglos y para convertirla en una casa de ensueño como quieres. Si combinas
eso con lo que deseas en otras parcelas de tu vida, que también requiere
dinero, comprar esta casa tal vez no sea la mejor opción en este preciso
momento.
Ejemplo nº 1 de respuesta a objeciones. Quieres
transmitir semánticamente: Ya sé que la mayoría de vosotros estáis molestos por
esta decisión. Puedes decir: Ya sé que buena parte de vosotros no estáis del
todo felices con esta decisión. Es comprensible.
Ejemplo nº 2 de respuesta a objeciones. Quieres
transmitir semánticamente: Le mandamos un producto inferior. Fue un error
estúpido por nuestra parte. Puedes decir. El producto que le mandamos ciertamente
no era de la calidad perfecta al ciento por ciento. No hay nada por nuestra
parte que pueda justificar un incidente así.
Invertir las representaciones internas.
En general, tu comunicación irá dirigida en su mayor
parte a estimular a tus oyentes a crear representaciones internas agradables,
positivas, de fácil aceptación. Conscientemente planearás el contenido de esas
representaciones. Sin embargo, en algunos casos será más efectivo estimular a
quien te escucha para que cree representaciones agradables y negativas. En otro
caos, será más eficaz secuenciar representaciones internas positivas y
negativas de alguna manera específica. Estas estrategias son una respuesta a
los procesos de pensamiento que tienen varias personas.
Ya hemos discutido el proceso de generalización en el
que una subserie más amplia de experiencia. Si has abierto diez mil puertas en
tu vida, y todas se abrieron con una manilla, es probable que continúes
intentando usar manillas para abrir puertas que tal vez no hayas abierto nunca
antes. Esto es resultado del proceso de generalización, y es un proceso útil.
Habrás generalizado la relación entre puertas y anillas y actuarás en
consecuencia.
No obstante, el proceso de generalización también
puede ser una limitación. Si la generalización es que no puedes hacer algo
porque no lo has conseguido tras algunos intentos, tal vez te estés limitando a
ti mismo. Como resultado de tu generalización, tal vez te estés perdiendo
algunas maneras obvias de prosperar en esa tarea. Este es un ejemplo de limitación
innecesaria. En consecuencia, es útil cuestionar y poner en tela de juicio las
generalizaciones.
El proceso de cuestionar las generalizaciones implica
en primer lugar buscar ejemplos que vayan en contra de la norma. Si dices que
no puedes hacer algo porque no lo conseguiste en ocasiones anteriores, yo
buscaría ejemplos en que esta generalización fuera inválida. Si dices que la
gente es emocional, yo buscaría ejemplos de conducta que no fueran emocionales.
Este proceso no tiene que ver con disentir, más bien es un proceso saludable
para determinar si aceptar o no las
generalizaciones de otra persona. A menudo se expresa verbalmente con la frase
tan oída de “Sí, pero…”
Poner en tela de juicio las generalizaciones tampoco
tiene que ver con ser optimista o pesimista. No es discriminatorio. Si dices
que la gente es egoísta por naturaleza, yo buscaría ejemplos en los que esa
generalización es falsa. Si dices que la gente siempre es bella interiormente,
yo también buscaría ejemplos de cómo esa generalización es falsa. Aunque en mi
opinión todo el mundo es intrínsecamente bello, mi proceso me haría cuestionar
también esa generalización.
Algunas personas ponen en tela de juicio las
generalizaciones con bastante frecuencia. Otros lo hacen más moderación. También
hay quienes no lo hacen jamas. Algunas personas no tienen pelos en la lengua en
este proceso. Otras lo llevan a cabo básicamente dentro de la cabeza. Sin
embargo, sin tener en cuenta si lo hacen con frecuencia o no, si lo
exteriorizan o lo interiorizan, la mayoría de la gente cuestiona las
generalizaciones de forma rutinaria, y merece la pena tenerlo presente en tu
comunicación.
Para acompañar verbalmente y responder a las
recusaciones a lo que tú tienes que decir, se puede adaptar el proceso
anteriormente descrito para replicar a las objeciones. Considera el siguiente
ejemplo:
Tu: Puedes volverte diestro en estos
patrones del lenguaje y conseguir un increíble éxito en tu vida
Reparo
interno del oyente: Sí, pero
tal vez tarde mucho.
Tú
(continúa): Por supuesto, no
tienes que dominarlos de inmediato… (Acompañando el posible reparo/objeción)
Reparo
interno del oyente: Sí, pero
algunos sí que puedo adquirirlos de inmediato.
Tú
(continuas): Pero tal vez
llegues a controlarlos antes de lo que en principio creías, sobre todo
especialmente aquellos con los que ya te desenvolvías un poco bien (acompañando
la posible objeción/reparo).
Replicar a objeciones antes de que tengan lugar (para
ser más precisos, antes de que se verbalicen) es un proceso que acompaña los
comportamientos de cuestionamiento y recusación de objeciones. De forma
similar, cuando diriges las representaciones internas de quien te escucha,
también es útil acompañar este tipo de procesos de tira y afloja. Esto se
consigue alternando las representaciones positivas y negativas, lo cual
denomino invertir las representaciones internas.
1.
Invertirlos términos de tal manera que generen
representaciones internas neutrales, positivas o excepcionalmente positivas.
2.
Abordar una posible objeción representando términos
que generen una representación interna negativa exagerada.
3.
Transición del paso 2 al paso 4 con términos de
transición, centrando la atención en los distintos cambios a están a punto de
producirse.
4.
Tratar la posible objeción planteada en el paso 2 (objeción
a los términos exagerados) presentando términos que generen una representación
interna positiva más realista.
5.
Emplear este proceso cuantas veces sea necesario
hasta que te hayas ocupado de la mayoría de las objeciones a piensas que
podrían ser un obstáculo para tu objetivo.
Situación: Estás haciendo una propuesta después de
haber fracasado con la primera. Debido al primer fracaso, sospechas que tu
interlocutor va a presentar mucha resistencia a la nueva respuesta.
Cómo introducir tu propuesta: Estoy incluyendo una
nueva propuesta (representación interna neutral). Puede pensar en un principio
que será una inutilidad, como la última y, por lo tanto, tal vez se sienta
tentado a arrojarla inmediatamente al cubo de la basura (términos que estimulan
una representación interna negativa), pero le puedo asegurar que sería un error
(términos de transición). Esta propuesta es diferente a la anterior (términos
de transición) y es excelente (representación positiva intencionada).
Análisis: Esta forma de expresarse es muy eficaz.
Aunque en un principio parece que estuvieras intentando que tu interlocutor
creara representaciones internas negativas con palabras como “inutilidad” y
“arrojarla a la papelera”, algo diferente sucede en su lugar. En este caso,
estás anticipando las representaciones internas que tu interlocutor va a tener
de cualquier modo, mencionándolas de una forma exagerada, dirigiendo entonces
su siguiente representación interna hacia una representación positiva.
Tu objetivo al comunicarte debería ser influir sobre
las representaciones finales del oyente, empleando las herramientas y
estrategias que tienes disponibles.
Lo que se consigue al responder a las posibles
objeciones dando la vuelta a las representaciones internas son varias cosas
efectivas. En primer lugar, acompaña el proceso común de cuestionar las
generalizaciones. Hablar sobre las objeciones provoca en muchos casos una
pérdida de sintonía, incluso con gente que disiente activamente con los demás.
Segundo, el proceso crea equilibrio movimiento y
fluidez a tu parlamento. El movimiento hacia delante y hacia atrás se sigue
fácilmente y no cuesta mantenerlo.
Tercero, el proceso añade movimiento y fluidez a tu
parlamento. El movimiento hacia delante y hacia atrás se sigue fácilmente y no
cuesta mantenerlo.
Cuarto, el proceso te permite prestar atención a las
objeciones y excepciones evitando entrar en posibles conflictos.
Quinto, el proceso permite dar expresión a los peores
temores dentro del contexto de una presentación positiva. Esto hace que mucha
gente se sienta más tranquila al ver que se acompañan verbalmente temores,
inquietudes, preocupaciones y cosas por el estilo, que normalmente no se
mencionarían.
Sexto, el proceso va dirigido a dos “tipos”
alternativos de gente: (19 a quienes responden de forma muy activa a lo
deseable y avanzan hacia sus objetivos y (2) a quienes responden de forma muy
activa a lo no deseable y se alejan de los problemas.
Séptimo, el proceso deja al oyente con una
representación interna positiva, más memorable. Como han constatado los
conferenciantes profesionales durante años, la gente normalmente recuerda lo
primero y lo último que se dice en una conferencia, proceso que produce
representaciones internas positivas en ambas posiciones.
Y finalmente, octavo, la naturaleza fluida del
proceso hace que sea muy fácil de llevar a la práctica. Es una manera muy
cómoda de hablar.
Submodalidades
Uno de los conceptos más fascinantes de la PNL es el
de los sistemas de representación y las submodalidades. En la sección sobre
representaciones internas nos ocupamos brevemente de los sistemas de
representación. El concepto establece que la información se percibe como
representaciones sensoriales. “Pensamos” en términos de imágenes, sonidos,
sentimientos, olores y sabores. Estas son las “modalidades” de nuestro sistema
de representación (con una modalidad especial para las palabras internas). Las
submodalidades son las categorías más delicadas de distinción dentro de cada
uno de estas modalidades. Por ejemplo, en la modalidad visual, las distinciones
entre las imágenes tendrían que ver con aspectos como la brillantez, las
imágenes en color frente al blanco y negro, el tamaño de la imagen, la
distancia a la que se encuentra, la localización y así sucesivamente. Cuando te
imaginabas un árbol azul, ¿te imaginabas una imagen clara o una oscura? ¿Estaba
cerca o lejos? ¿Se situaba en el centro de tu campo de visión o en otra
posición
El modelo de representación interna describe un
proceso que es bastante universal. Viene respaldado por las palabras que
empleamos en nuestro discurso. Por ejemplo, considera frase como “persona
brillante”, imponente”, “desmesurado”, “persona apagada”, “de pocas luces”,
“persona distante”, “descentrada”, “por encima de los demás” y así
sucesivamente. El concepto de las submodalidades sugiere que estos tipos de
frases no son meras coincidencias. De hecho, la PNL va más allá y sugiere que
para deducir conclusiones sobre nuestras representaciones a través de uso de
submodalidades. Por ejemplo, puedo clasificar a la gente que conozco por la
ubicación, colocando a los que admiro en posiciones superiores a quienes no
admiro particularmente. Cuando me pregunten qué pienso sobre una determinada
persona, podría coger su “imagen” de forma subconsciente, tomar nota de dónde
está ubicada y saber de inmediato qué pienso de esa persona según mi
codificación previa.
Aunque esa codificación particular puede servirme a
mí específicamente como individuo, algunas codificaciones parecen ser bastante
universales. Visualmente, el tamaño y la brillantez tienen efectos casi
universales y resultan más atrayentes para la mayoría de la gente según
aumentan. Piensa en el empaquetado de los artículos de tu tienda de
ultramarinos. No encontrarás muchos paquetes poco llamativos y con letras
pequeñas. Encontrarás imágenes brillantes y grandes letras destacadas por toda
la tienda.
Teniendo en cuenta la importancia de crear
representaciones internas en la mente de quien te escucha, puedes potenciar
estas representaciones haciéndolas “mayores y más brillantes”. O puedes
ensombrecer las representaciones internas de alguien volviéndolas “más pequeñas
y apagadas”. Hasta el momento, he hablado sobre todo de submodalidades
visuales, pero existen submodalidades similares también en los demás sistemas
de representación. La PNL se ocupa ante todo de submodalidades para la
información olfativa (olor) y gustativa (sabor), pero no se emplean tanto. La
siguiente lista es una enumeración parcial de submodalidades que tiene impacto
cuando se emplean en la conversación (y al escribir).
Visuales: brillantez, tamaño, tridimensional o plano,
color o blanco y negro, uno mismo dentro o fuera de la imagen, parado o en
movimiento, enfoque.
Auditivas: volumen, claridad, rapidez, tono, interno
o externo.
Cinestésicas: intensidad, localización, temperatura,
presión, peso.
Repasemos brevemente dónde nos encontramos. En
teoría, puedes guiar a quien te escucha y hacer que tenga ciertas
representaciones internas en su cabeza. Mientras escuchan las palabras que tú
dices, te permiten tener una fuerte influencia sobre lo que piensan, imaginan y
consideran. Al ser consciente del proceso de representaciones internas, puedes
controlar si estas representaciones son positivas o negativas. Puedes crear
ambas clases según cuáles sean tus objetivos. Además, puedes emplear las
submodalidades para potenciar la calidad de estas representaciones, que
influirán en la respuesta de los oyentes a ellas. Al emplear algunas
suposiciones generales, puedes crear representaciones internas, puedes
controlar si estas representaciones, que influirán en la respuesta de los
oyentes a ellas. Al emplear algunas suposiciones generales, puedes crear
representaciones internas que sean más atrayentes (o poco atrayentes) casi a
escala universal. Este poder es significativo y a él va unido una
responsabilidad significativa.
Consideremos algunos ejemplos. Primero, aislaremos
cada uno de los tres sistemas principales de representación y “mostraremos”
cómo “iluminar” tus palabras.
Situación: piensas persuadir a tu director de relaciones
humanas de que un empleado merece una promoción.
Fraseología estándar: John es un individuo muy
inteligente que ha funcionado bien en su departamento. La gente le respeta de
verdad. Sus resultados están por encima de lo normal, son de los mejores que
hemos tenido en mucho tiempo.
Potenciada por submodalidades visuales: John es un
individuo extremadamente brillante que ilumina todo su departamento. Destaca
tanto que la gente le ve como alguien colosal. Sus resultados están muy por
encima de los de sus compañeros y saltan a la vista como unos de los más claros
y más dinámicos que he observado en mí vida.
Potenciada por submodalidades auditivas: John es una
mente extremadamente clara que realmente ha elevado el nivel en la empresa.
Transmite precisión y excelencia y crea una armonía fantástica con todo aquel
con quien trabaja. Ha establecido un todo de creatividad y destreza, y su
trabajo está claramente una octava por encima del resto.
Potenciada por submodalidades Cinestésicas: John es
un individuo intenso, con un potente expediente de trabajo. Está perfectamente
en contacto con su departamento y continúa manteniendo las cosas en movimiento,
vibrante. Conecta tan a fondo con las personas que éstas se alimentan de su
apoyo y fuerza. Asume el peso de algunas de las situaciones más duras y sus
logros impregnan toda la organización generando un sentido sustancial de
excelencia.
Casi todo el mundo se percatará de que las versiones
potenciadas tienen más fuerza que la fraseología original. Una o dos te
atraerán especialmente. El uso de submodalidades contribuirá a que quien te
escucha cree las representaciones internas que tú quieras y lo consiga con más
viveza, claridad y vigor. Es más fácil “ver o que estás diciendo”. Estas
distinciones ayudan a quien te escucha. Y una persona que encuentre tus
palabras “fáciles de entender” generalmente será un oyente receptivo.
De modo que, ¿cómo sabes cuando hablar con
submodalidades visuales en vez de submodalidades auditivas y cinestésicas?
¿Deberías emplearlas todas al mismo tiempo? ¿O deberías emplear simplemente una
modalidad cada vez? ¿O deberías emplear simplemente una modalidad cada vez?
Existen diversas ideas para sacar el máximo partido a
esta información. En vez de concretar de forma innecesaria en este libro, ofreceré
algunas ideas muy generales para que puedas empezar.
Procesos visuales. Cuando la gente exhibe conductas
visuales, demuestra cualidades inherentes al procesamiento visual. “Una imagen
vale por mil palabras” y el procesamiento visual maneja cantidades tremendas de
información en tiempos muy breves. Igual que en cualquier escena de la MTV,
algunas personas pueden pasar de un tema a otro con la “velocidad de la luz” y
captar todo el concepto en un instante. En la pintura impresionista, los
detalles no son importantes. Éste también es el caso de muchos procesos
visuales. Es demasiado molesto ocuparse de los detalles ya que hay muchos, y
son muchos los conocimientos y las ideas nuevas que te vienen a la cabeza. Los
procesos visuales son rápidos y cambiantes y se ocupan rutinaria y
simultáneamente de muchas cosas. Son excelentes para aplicaciones creativas y
se califican por su alto nivel de energía. En una época de dominio del
ordenador, el procesamiento rápido y la capacidad de manejar grandes volúmenes
de datos es muy sugerente. Como contrapartida, es menos probable que los
procesos visuales sean minuciosos, y a veces son dispersos. Su fuerza reside en
el aspecto de la creatividad y en la capacidad de manejar cantidades masivas de
información.
Procesos auditivos. Cuando la gente pone el énfasis
en conductas auditivas, resalta cualidades inherentes al sonido. Los procesos
auditivos tiene que ver sólo con una o pocas cosas a la vez, y al igual que una
frase puede significar muchas cosas diferentes según cómo pronuncies las
palabras, los procesos auditivos son muy útiles para destacar datos no
contratados y distinguir qué es lo importante. Todo buen conferenciante sabe
que una charla eficaz es algo más que las palabras que emplea: tiene que ver
con el énfasis y cómo se pronuncian las palabras. Los procesos auditivos suelen
calificarse como procesos con un nivel moderado de energía. Como contrapartida,
pueden parecer unidimensionales y lentos a las personas que prefieren el
procesamiento visual. Sus puntos fuertes residen en su capacidad para
entretener, crear relaciones y desatacar loas cosas “importantes”.
Procesos cinestésicos. Cuando la gente manifiesta
conductas cinestésicas exhibe cualidades inherentes a la percepción y a la
sensibilidad. Las conductas cinestésicas se ocupan de una gama de
comportamientos entre los que se incluyen las emociones así como las
sensaciones del cuerpo (los sistemas de representación olfativa y gustativa a
menudo se incluyen como una subserie del sistema cinestésico). Los procesos cinestésicos
son capaces de ocuparse de informaciones de extremada importancia y pueden
alcanzar el “núcleo” de nuestro ser. Incluyen el procesamiento de emociones,
desde un amor y alegría increíbles hasta una desesperación intensa. Los
procesos cinestésicos son típicamente lentos y constantes. Van “más allá de las
palabras” y funcionan a un “nivel invisible”; normalmente sobre un solo asunto
cada vez. Aunque algunas personas piensan que tiene niveles bajos de energía,
son responsables de estados de alta energía, como la pasión. Los procesos
cinestésicos presentan algunas limitaciones percibidas, sin embargo, mucha
gente valora las conductas cinestésicas más que cualquier otra cosa. En un
mundo donde el intelecto se reverencia y las emociones se desdeñan, los
comportamientos cinestésicos no siempre se aprecian plenamente. Pueden parecer
lentos y tediosos; no obstante, son persistentes y “contactan” más con los
aspectos menos cambiantes de nuestra personalidad. Los procesos cinestésicos
están representados por menos palabras que los procesos visuales o auditivos, y
a menudo son más difíciles de describir y explicar. Si a eso unimos la lentitud
de procesamiento, dispones de la receta perfecta para frustrar a quienes
prefieren el procesamiento visual. Su consistencia y lento modo de cambio los
vuelve excelentes para la toma de decisiones y para ayudar a la gente a
mantenerse en un estado “realista” cuando las cosas corren el peligro de
salirse de quicio. Sus puntos fuertes residen en la capacidad de manejar las cuestiones
más importantes y de conectar de manera más profunda. Pese a que se aprecian
menos en el terreno intelectual, se valoran enormemente en el terreno de las
relaciones sentimentales.
Procesos digitales auditivos. Pese a que no he
mencionado antes el sistema de representación digital auditivo, se trata de un
aspecto importante de la conducta humana. El sistema digital auditivo se ocupa
de un proceso especial de lenguaje. Los procesos digitales auditivos se
caracterizan por la lógica y el habla. Igual que los acuerdos legales resultan
extremadamente precisos en su terminología, los procesos digitales auditivos
también son muy detallados y precisos. Los detalles son cruciales en estos
procesos, pero sólo los detalles pertinentes al tema que se tiene entre manos.
El orden en que los detalles se presentan también es importante. La digresión
es muy perjudicial para los procesos digitales auditivos. Los procesos
digitales auditivos son precisos, lógicos y difíciles de cambiar. Son
excelentes en las especialidades técnicas y se clasifican como procesos con un
moderado nivel de energía. Como contrapartida, pueden parecer lentos y molestos
para la gente que prefiere los procesos visuales; carecen de emoción y a menudo
no logran distinguir las cosas “importantes”. Su punto fuerte reside en su
capacidad de precisión, y en su carácter minucioso y organizado a la hora de
ocuparse de los procesos digitales auditivos.
Casos especiales.
Las descripciones precedentes de precedentes de
procesos visuales, auditivos, cinestésicos y digitales auditivos se ocupan de
los principales sistemas de representación empleados por la gente. Además,
algunas circunstancias provocan que se emplee un sistema específico u otro,
independientemente de las preferencias generales por cualquiera de estos
sistemas. Algunos de los factores más importantes son:
El futuro. La gente procesa con frecuencia el futuro
de una manera visual. La gente “mira” hacia el futuro, pero en raras ocasiones
“oye” hacia el futuro o “siente” hacia el futuro. Cuando estimulas
representaciones internas que tengan que ver con el futuro, generalmente ayudas
a la gente a pensar en el futuro empleando palabras visuales. “Si miramos al
futuro”, “como yo lo veo”, “parece que será…”, y así sucesivamente.
Planificación. La planificación detallada por lo
general es un proceso digital auditivo. Requiere prestar atención a los
detalles y secuencias, algo difícil en otros sistemas de representación. Cada
vez que hace falta ocuparse de un plan detallado o hacer una representación
interna de un plan, será preferible emplear terminología digital auditiva (de
la que nos ocuparemos en la sección siguiente).
Lógica. La lógica generalmente es un proceso digital
auditivo. También en este caso, depende del orden y la secuencia. Cuando el
criterio que hay que seguir es la lógica, la terminología digital auditiva es
muy útil.
Toma de decisiones. Contrariamente a la creencia
popular, una buena toma de decisiones no es un proceso lógico; es un proceso
cinestésico. La mayoría de las personas que han destacado en la toma de
decisiones describirán una “sensación intuitiva” en la que confían. Esta
sensación es tan prevalente entre quienes toman decisiones que estoy convencido
de que es universal. La lógica se emplea a menudo como parte del proceso para alcanzar
esa intuición; pero al final, basamos nuestras decisiones en la sensación no en
el intelecto. Cada vez que animes a alguien a tomar una decisión, empieza por
darle información y concluye por estimular el procesamiento cinestésico. Una
técnica de suma eficacia consiste en situarse en el futuro (al principio
visualmente) mediante representaciones cinestésicas positivas hasta alcanzar
una situación futura posterior a la toma de decisiones.
Podríamos analizar estos temas con más detalles, no
obstante, basta con esto para empezar. La mejor manera de emplear esta
información es simplemente experimentarla. Si lo que haces funciona, continúa
haciéndolo. Si no funciona, intenta otra cosa. Con la información incluida aquí
tienes mucho material con que trabajar.
Palabras descriptivas sensoriales.
A la hora de elegir tus palabras, cuando decides
estar atento a los sistemas de representación, y a las submodalidades,
descubres que empiezas a disponer como mínimo de cuatro “dialectos” en tu
vocabulario. Contarás con un dialecto visual, un dialecto auditivo, un dialecto
cinestésico y un dialecto digital auditivo. Te sorprenderá saber que muchas de
las palabras de nuestro lenguaje son descriptivas de los sistemas de
representación específicos.
Si vas a pedir a tu interlocutor que realice una
tarea visual, como latera creativa de “mirar” cómo se ajusta tu propuesta a la
“imagen general”, te beneficiarás del empleo de palabras visuales. Si vas a
solicitar una tarea auditiva, como por ejemplo disfrutar de la “armonía” de tu propuesta,
las palabras auditivas son los más útiles. En el caso de una tarea cinestésica,
como tomar una “decisión intuitiva”, las palabras cinestésicas son más
prácticas. Para una tarea digital auditiva, como evaluar la lógica, resultan
útiles las palabras digitales auditivas.
El empleo selectivo de palabras descriptivas
sensoriales puede ayudar a la gente ha hacer representaciones internas más
vívidas, proporcionando una comunicación más clara con mayor influencia. Los
oyentes aprecian la ayuda y tu comunicación mejora enormemente.
Aparte de emplear tú mismo palabras descriptivas
sensoriales, también oirás que otros las emplean de modo rutinario. Cuando
adquieras destreza en la detección de estas palabras, advertirás que tus
asociados se comunican a veces con ciertos tipos de palabras más que con otras.
Por ejemplo, tu jefe puede ser propenso a emplear palabras visuales más que
palabras cinestésicas. Esto te ofrecerá pistas sobre cómo relacionarte con más
eficacia con él o ella y cómo potenciar tu capacidad para encontrar un terreno
de interés mutuo.
Existen muchos niveles de experiencia para aprovechar
al máximo las palabras descriptivas sensoriales; sin embargo, no es probable
que el proceso de lectura de un libro te permita desarrollar una habilidad al punto
de estas palabras al nivel más alto de precisión. Según esto, sugiero que
experimentes con el uso de todos los dialectos en tu comunicación con los
demás. Esto garantizará que seas capaz de manejar cualquier sistema preferido
por otros y aumenta la probabilidad de una experiencia sensorial más plena para
tus interlocutores con lo que tú quieras expresar.
A continuación, presente una lista parcial de
palabras descriptivas sensoriales para cada una de las cuatro categorías
principales:
Palabras y locuciones visuales: ángulo, parecer, como
yo lo veo, blanco y negro, brillante, luminoso, echar un vistazo a, centrar,
claro, contraste, sobrepasar los límites, esbozar, visión borrosa, remoto,
prever, disponer, ojeada, vago, punto álgido, retrospectivo, iluminar,
ilustrar, imagen, imaginar, a la luz de, en vista de, discernimiento,
destacado, iluminado, mirar, parecerse a, montar una escena, apreciar,
observar, descentrado, perfil, perspectiva, cuadro, revelar, dispenso,
escudriñar, ver, o perder de vista, vacilante, relumbrar, corto de vista,
mostrar, encogerse, vista, incompleto, centelleante, sobresalir, inspección,
transparente, de cara, punto de vista, visión, visionario, gráfico, observar.
Palabras y locuciones auditivas: anunciar, expresar,
afinar, audible, ser todo orejas, ruidoso, llamar, ideas claras, comunicar,
conversar, sordo, discutir, disonante, divulgar, atento, al alcance del oído,
dar énfasis (tonal), enunciar, a viva voz, armonía, oír, mensaje oculto,
morderse la lengua, callarse, inflexión, escuchar, alto, alto y claro, hacer
música, forma de hablar, mencionar, ruido, octava por encima del resto, oral,
sin pelos en la lengua, armónicos, poder de palabra, proclamar, elevar el
volumen, comentario, resonar, rítmico, reverberar, sonar a algo, rugir,
chirriar, estridente, silencio, sonido, cada de resonancia, hablar, chillido,
manifestar un objetivo, balbucir, charlar, chismorrerar, contar, tempo, tono,
afinado, inaudito, no atender, vocal, voz, al alcance del oído.
Palabras y locuciones cinestésicas: soportable,
insensible, áspero, frío, conectar luchar a brazo partido con, concreto,
contactar, tratar, molesto, ocuparse de, desenterrar, agotar, consumir,
impulsar, sentir, sensación, firme, flujo, alcance, dominar, firme, instinto,
manejar, duro, caliente, carga pesada, aguantar, calor, impresión, en contacto
con, intenso, liviano, aligerar la carga, machacar, presión, tocar la fibra,
abrirse camino, rugoso, moldear, frotar, arañar, establecer, poco profundo,
afilado como una navaja, desplazar, sedoso, portazo, bofetada en la cara,
allanar dificultades, blandengue, sólido, asunto delicado, inestable,
vibraciones, cálido, avivar.
Palabras y frases digitales auditivas: analizar,
afín, conocedor, concebir, considerar, consideración, criterios, datos, decidir,
describir en detalle, detalles, determinar, inequívoco, distinguir,
experiencia, experimento, inquirir, saber, aprender, lógica, dar sentido a,
memorizar, metódico, atento, consciente, orden, ordenadamente, percibir, plan,
preciso, precisión, procedimientos, proceso, cuestionar, racionalizar, percibir
secuencia, hablar, estudio, charla, decir, pensar, cabal, reflexivo, entender,
absoluto, textualmente.
¿Te has percatado de que muchas de las cosas que
decimos vienen clasificadas según nuestros sentidos? El lenguaje representa
nuestra experiencia de la realidad y nuestra experiencia de la realidad
proviene directamente de nuestros sentidos e indirectamente de nuestras
interpretaciones de lo que nos llega a través de ello. Puesto que el idioma
expresa estas experiencias, es lo más natural que nuestras palabras estén
estrechamente vinculadas a nuestros procesos físicos de percepción y a nuestros
procesos cognitivos de pensamiento.
Vivimos en una época en la que nos bombardean con
enormes cantidades de información de forma regular. Vas a competir con otras
muchas personas al intentar crear experiencias vividas, emocionantes,
excitantes, atrayentes para que otros las recuerden. Necesitas emplear todas
las habilidades a tu alcance para incorporar tus ideas a la vida.
Pautas para emplear las palabras descriptivas
sensoriales.
1.
Utilízalas cuando de verdad quieras destacar algo.
2.
Evita clasificar a la gente por “tipos”. Todo el
mundo está plenamente capacitado para usar cualquier sistema de representación.
3.
Si eres consciente del sistema de representación que tú
oyente usa con preferencia o en el contexto de tu conversación emplea más
palabras apropiadas para ese sistema; es decir, cinestésicas para tomar
decisiones visuales para situarse en el futuro.
4.
Recuerda que cuando hablas a un grupo de gente, es
mejor emplear palabras de todos los sistemas de representación, no sólo de tu
sistema favorito.
5.
A menudo resulta más efectivo emplear palabras de
todos los sistemas de representación con cualquier oyente dado: puede aportar al
oyente una experiencia “sensorial” más plena de tu comunicación. Además, el
oyente traduce con facilidad muchas frases al sistema que le parece más cómodo.
Por consiguiente, emplea libremente todas las categorías.
El uso atento y consciente de las palabras y frases
descriptivas sensoriales potencia las demás técnicas verbales de este libro y
las hace más elegantes. Durante tus conversaciones con otras personas e incluso
mientras continúas leyendo el libro, tal vez empieces a advertir estas palabras
con más frecuencia que antes. No estoy diciendo que de repente salten de la
página, que llamen poderosamente tu atención, me refiero a que tal vez veas
alguna lucecita a te diga algo. Cuando notes a ciertas palabras destacan,
fíjate en cómo armonizan con el flujo de la escritura. Al final, simplemente te
adaptarás al ritmo de su uso.
Repaso de las habilidades verbales.
Llegados a este punto, habrás advertido que las
técnicas específicas se funden cunas con otras. Un reencuadre se parece mucho a
la réplica a una objeción, situarte en el futuro incorpora palabras
descriptivas sensoriales, una nominalización está muy relacionada con una
representación interna y así sucesivamente. Antes ya hemos distinguido cada
técnica específica, con la esperanza de aislar cada una de ellas para que
pudieras ver los patrones. No obstante, a medida que progresábamos, has
adquirido tantas herramientas que ahora puedes empezar a combinarles, como te
sientas más cómo, de la manera que te resulte más eficaz. La base común y
fundamental para todas las técnicas verbales debería ser la intención de crear
la clase de experiencias sensoriales (representaciones internas) y emociones
que potencian un entorno ganador-ganador, la comprensión y la sintonía mientras
se estimulan estados de energía pertinentes a la acción que se tiene entre
manos. Cada técnica verbal que hemos tratado hasta ahora dirige las
representaciones internas del oyente hacia estos objetivos.
A medida que te acostumbres al empleo de estas
técnicas, adquirirás una competencia inconsciente. Llegados a ese punto,
dejarás de necesitar ser consciente de qué técnica específica estás empleando;
simplemente te comunicarás con eficacia de una forma natural. Hasta ese
momento, emplearás algunos niveles de comprensión consciente cada vez que
apliques estas técnicas. Y, por supuesto, cuanto más las uses, antes adquirirás
la competencia inconsciente.
Cuando mantengas una conversación, querrás considerar
no sólo el contenido de tu objetivo, sino también la secuencia para llegar ahí.
Querrás “desplazar” a tu interlocutor desde donde se encuentra, al principio
del proceso, hasta donde quieres que esté al concluirle. Como cuando
invertíamos las representaciones internas, a veces ese camino no sigue una
línea recta.
En ocasiones querrás que las representaciones
internas de tu interlocutor sean vivas y convincentes. Eso te llevará a emplear
técnicas como las palabras descriptivas sensoriales y los “noes” tácticos. En
otras ocasiones, preferirás dejar que las representaciones internas se
mantengan relativamente ordinarias, pero querrás crearlas en gran cantidad. Eso
te llevará a utilizar presuposiciones y nominalizaciones: También en otras
ocasiones querrás intercambiar una representación interna que tus oyentes ya
tengan por otra más adecuada para la situación presente. Eso te instará a
emplear reencuadres y replicar a objeciones.
Qué técnica emplear es más bien una cuestión de cómo
quieres tú dirigir las representaciones internas de quienes te escuchan. La
comunicación es un proceso con el cual animas a los oyentes a cambiar. Como
gran comunicador, tu trabajo consiste en guiarles por un camino agradable e
incitante. Cuando domines este proceso, te asombrarás y deleitarás con los
resultados.
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