(Cicerón)
RECOMENDACIONES PARA LA MEJORA DE LA
ESCUCHA RESONANTE
¿Qué tipo de escucha desarrollamos? ¿Desde qué lugar estamos
prestando atención al otro?
Cuando una persona
se siente escuchada, se siente atendida, y eso genera un profundo proceso que
le anima a una mayor apertura.
Al dar valor,
importancia y consideración a las revelaciones de la persona que nos habla,
creamos un clima de cooperación y receptividad en nuestro interlocutor.
Las personas
tenemos en nuestro interior, vastos recursos de auto comprensión, y también
recursos para posibilitar el cambio de conceptos propios, de conductas y
actitudes.
Si se logra crear
un determinado clima, una conversación puede suponer una eficaz herramienta de
transformación, una sencilla pero eficaz manera de tomar conciencia de lo mejor
de uno mismo.
La verdadera escucha
significa, entre otras cosas, estar presente para el otro, sin juicios ni
evaluaciones, facilitando las palabras que le permitan una mejor
autoexploración.
¿Alguna vez has
logrado escuchar cuidadosamente a alguien, comprobando si realmente vas
comprendiendo su discurso, atendiendo a su mensaje, reconociendo el tono y los
matices emotivos, manteniéndote presente y entregado al proceso de la
conversación?
Si lo has logrado
seguro que lo recuerdas porque se trata de una experiencia profunda y
gratificante. La persona que sabe escuchar aprende a practicar la
autodisciplina, a evitar o reducir los malentendidos y a encontrar el momento
oportuno para hacer una pregunta o una afirmación.
Desde mi
experiencia como coach personal quiero compartirte algunas reflexiones y
recomendaciones respecto al arte de escuchar:
- Mantenerse alerta y desde la
sinceridad, proporciona a tu interlocutor una pista verdadera de cuándo lo
sigues y cuándo no: Muestra
que atiendes perfectamente, al repetir, lo que la otra persona ha dicho en
una o dos oraciones gramaticales que lleguen al significado personal que
tu interlocutor está intentando transmitir. Si no entiendes lo que la
persona está diciendo, o te sientes confuso, o te has perdido, pide
repetición o clarificación de las frases que no has llegado a comprender.
Esta actitud implicará que la persona que habla se verá llevada a
profundizar en sus planteamientos y a ser más consciente de lo que siente.
No se trata de una técnica a poner en práctica, sino de escuchar "con
la intención auténtica de comprender".
- No etiquetes a las personas: ¡Cuantas veces tildamos de
aburrido, repetitivo, pesado, etc. a nuestro interlocutor! Por muy
monótono que pueda ser el discurso, hay que pasar por alto su estilo,
escucharlo, analizar su información, etc., porque, siempre, absolutamente
siempre, nos dará datos que nos serán útiles y que probablemente no
conozcamos. El respeto significa ver y apreciar al otro en su calidad de
ser humano, valorándolo por sí mismo como una persona diferente, digna de
ser escuchada y atendida en su particular forma de ser.
- Cultiva el arte de hacer
preguntas:
Es una forma práctica de asegurarse haber captado las ideas. Además al
preguntar sobre temas de interés del mensaje, demostramos que prestamos
atención. Pero las preguntas más efectivas no son las que suponen un
interrogatorio exhaustivo a la caza de información, sino preguntas
abiertas que lleven a respuestas descriptivas, que a su vez impliquen que
el interlocutor observe desde diferentes perspectivas los hechos y tome
responsabilidad de su capacidad de elección de conductas alternativas.
También a través de preguntas podemos mantener a nuestro
interlocutor atento y consciente de aquellos aspectos indefinidos que pueden
ser importantes para un nuevo enfoque del conflicto.
No interpretes a
medida que el otro habla, mejor trata de ponerte en su lugar: Escucha empática.
Escucha sin prejuicios, da apoyo a quien habla y aprende de la experiencia de
tu interlocutor. Esta actitud aporta calidez en la escucha y evita interrumpir
y dar consejos no solicitados. Es tratar de interpretar el contenido del mensaje
desde el punto de vista del transmisor. La empatía es la capacidad de ponerse
en el lugar del otro, es comprender lo que siente en cada momento. Implica
entrar en el mundo del otro y ver las cosas desde su punto de vista, desde su
paradigma, comprendiendo lo que siente. Sin embargo, no significa opinar lo
mismo que el otro. Se trata de aceptar y respetar sus ideas y emociones,
mostrar compresión e interés por los problemas del otro.
- Trata de escuchar más allá
de las palabras y respeta los silencios: En la escucha telefónica también forman parte del
mensaje, el tono de la voz, la intensidad, el ritmo, las pausas. De esta
forma reconoceremos las preocupaciones, deseos, sentimientos y la
significación emocional que tiene el lenguaje para nuestro interlocutor.
Son pistas que llegan a ser tan expresivas como lo que está diciendo, o
inclusive puede negar totalmente el significado de las palabras o
contradecirlo. Detente antes de responder. Muchas veces, si esperas antes
de responder, tu interlocutor continuará hablando y te brindará más
información que puede resultarte útil o interesante.
Sigue el ritmo de tu interlocutor. Todo el mundo tiene su ritmo
para hablar y pensar. Sigue la pauta del emisor, adáptate a él.
La
escucha empática incluye mucho más que registrar, reflejar o incluso
comprenderlas palabras pronunciadas. Implica escuchar con el corazón, desde ese
espacio interior en el que somos capaces de percibir, intuir y sentir, desde
ese lugar en el que es posible el encuentro porque respiramos juntos, el aire
sanador del reconocimiento, la apreciación, la aceptación y la comprensión.
¡Es
el núcleo de la comunicación y del Liderazgo!
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