Vectores
de Comportamiento
Tabla de
contenidos.
Prólogo.
En este
módulo se analiza el conjunto de sentimientos, actitudes, y demás elementos que
son la base del comportamiento, desde un punto de vista matemático.
Mi opinión es que cuando el ser
humano logra pasar cualquier tema al lenguaje de los números, está en condiciones
de entenderlo y manipularlo de forma correcta y sin errores de apreciaciones
individuales o conveniencias particulares.
Se trata por tanto de
establecer una base lógica de desarrollo, a partir de la cual ir deduciendo e
investigando la evolución de, llamémosle el “alma”, y sus manifestaciones en el
entorno de la existencia.
CAPITULO I
BASES PARA LA CREACIÓN
DE LA TABLA.
Cuando el ser humano viene a este mundo, se encuentra
con que ya lo han echado a andar antes de que él llegara; que funciona como
funciona, que tiene sus leyes y sus normas de conducta, y que contravenirlas
puede ser bastante perjudicial.
Esto le crea un conflicto, ya que él a su vez quiere
satisfacer sus propios gustos y realizar sus aspiraciones personales; cosa que
al ser lo que de original aporta al sistema, no siempre está en armonía con
éste.
Según la forma de afrontar el problema, así será el
desarrollo del comportamiento del individuo.
ESTRUCTURA
DE LA TABLA: EJES Y CUADRANTES
Podemos empezar a analizar el tema, adjudicando a estos
dos factores (uno la persona y otro el Mundo en que se encuentra), los ejes de
un sistema de coordenadas.
En la Fig. 1 podemos ver estos ejes, así como los
cuadrantes que se originan y que veremos a continuación:
El eje vertical es básicamente un eje de orden.
Referido a un ambiente concreto, es en el que la
ideología, que estaría en la parte superior, fluiría hasta plasmarse en las
normas en la parte inferior.
La parte
superior del eje vertical, indicará el orden evolutivo o dinámico, cuyo
generador es el ESPÍRITU.
La parte
inferior de dicho eje, representará el orden establecido o estático,
manifestado por la FORMA.
Un ejemplo para mejor comprensión: En el tráfico de una
ciudad existe un orden, para que se circule sin atascos y con seguridad para
los conductores.
Este es el espíritu
del orden, en su faceta coordinadora y planificadora, que estaría representada
en la parte superior del eje vertical.
En la parte inferior representaríamos las formas creadas por ese orden para
alcanzar esas metas: señales de tráfico, código de la circulación, calles bien
pavimentadas, etc.
En su concepción más amplia podría considerársele el eje
del plan del Universo, o la Divina Providencia, o el Tao para los chinos, con
el Yang arriba y el Yin abajo.
Son formas diferentes de referirse a lo mismo. Y ese
"lo mismo" es lo que en realidad representa el eje vertical: un orden
que evoluciona según un principio inteligente; orden exterior al individuo,
pero en el que se encuentra incluido.
En cambio el eje horizontal representa lo que la persona
tiene de diferente, lo que hace que se sienta "él" o
"ella".
La parte
derecha indicará la tendencia a la CONCRECIÓN,
a la nitidez, a lo definido, como la ACCIÓN.
En la
parte izquierda estará todo lo contrario: la tendencia a la EXTENSIÓN, a la fluidez, como la EMOCIÓN.
A diferencia del eje vertical que lo condicionaba, éste
es un eje de influencia propia en el ambiente, de protagonismo.
De esta forma, tenemos igualmente en cuenta los dos
factores esenciales del comportamiento: el individuo y su entorno social.
El primer cuadrante podemos asociarlo a la CONCRECIÓN del ESPÍRITU,
y es el referente al pensamiento definido (ideas, proyectos, juicios) o sea: a
la vida interior intelectual del individuo. Tiende a la INTROVERSIÓN ACTIVA.
El segundo cuadrante, o sea: el comprendido entre el ESPÍRITU y la EXTENSIÓN,
se refiere a las actitudes de expansión y difusión espiritual, en que se
manifiesta todo tipo de comunicación y trato con los demás. Este tiende a la EXTROVERSIÓN RECEPTIVA.
El tercer cuadrante, al ser la EXTENSIÓN
de la FORMA, nos lleva al concepto
de capacidad, de facultad de contener.
Es el cuadrante de los sentimientos, de los principios
morales, etc. o sea: de la vida interior emocional del sujeto. Corresponde a la
INTROVERSIÓN RECEPTIVA.
En cuanto
al cuarto cuadrante, vemos que está
a su vez formado por la CONCRECIÓN y
la FORMA, y por tanto todo lo
concerniente a lo material (concreción de la forma = materia) pertenece a este
sector: (trabajo, lucro, etc.); podemos considerarlo como el cuadrante de la EXTROVERSIÓN ACTIVA.
Con esto tenemos una primera selección del
comportamiento.
Figura 1
DIVISIONES
EN LOS CUADRANTES
Dado que cada cuadrante está formado por dos parámetros
o factores, podemos considerar tres casos: que dichos parámetros sean
prácticamente iguales; que el primero predomine sobre el segundo, o que éste lo
haga sobre el primero. Veamos qué ocurre en estos casos.
Empecemos por el primer cuadrante; (Fig. 2).
Tracemos dos líneas, de manera que quede dividido en
tres partes correspondientes a las tres posibilidades a considerar.
La línea más próxima al eje de protagonismo, será
esencialmente una línea de INTENCIÓN.
No sucede así con la otra línea más cercana al eje de
orden, ya que tiende a considerar éste sobre todo, siendo en consecuencia una
línea de ATENCIÓN.
Esto es válido también en los otros tres cuadrantes, que
consideraremos igualmente divididos cuando se analicen.
Podemos ir viendo así, que la proporción entre los
parámetros de protagonismo y orden de cualquier concepto de la tabla, está
representada por su ángulo dentro del cuadrante correspondiente.
Siguiendo con el primer cuadrante, vemos en la Fig. 2
que la zona en que es mayor el protagonismo, es lógicamente la comprendida
entre el eje del mismo y la línea de INTENCIÓN de dicho cuadrante.
En este caso, el individuo no se conforma con ver cómo
se desarrollan los acontecimientos que por el simple proceso causa‑efecto del
orden dinámico supone que ocurrirán, y piensa en modificarlo para conseguir
algo que por la sola sucesión de los hechos naturales nunca va a lograr; o sea:
toma una postura de PROPÓSITO, que
es el concepto que mejor podemos usar para definir esta zona.
Figura 2.
Pasando ahora a la zona comprendida entre el orden y la
línea de ATENCIÓN, podemos suponer que el pensamiento del sujeto busca basarse
en un espíritu de orden, observando en su conducta una actitud de CONCIENCIA, concepto que usaremos como
propio de este sector.
En cambio en la tercera zona (entre las líneas de atención
e intención) la igualdad entre los factores nos muestra una inquietud
intelectual, en la que el hombre se pregunta el porqué del orden de las cosas,
y si podrían ir mejor de otra manera.
El concepto de CRITERIO es el más adecuado en este caso.
Para mejor comprender la diferencia entre estos tres
conceptos, pondremos el ejemplo de cómo piensan las personas cuando queda libre
un asiento en un autobús que va lleno.
El individuo del sector basado en el propósito piensa: "Hombre, un
asiento libre; voy a ver si puedo sentarme".
En cambio el del sector conciencia piensa: "Me gustaría sentarme pero debo dejar que
lo haga esa viejecita de ahí al lado".
Por último el de criterio
opina: "Podrían poner más asientos; ahora, o se fastidia uno y no se
sienta, o se sienta y queda como un caradura".
Con esto queda analizado el cuadrante primero.
Antes de seguir conviene hacer una aclaración. Aunque
cada sector corresponde a cada uno de estos conceptos básicos, para combinar
éstos como veremos en el capítulo siguiente, conviene ubicar cada uno de éstos
en los puntos que se indican en la figura 3, por ser los valores medios de cada
zona.
Pasemos ya al segundo cuadrante, que se refiere a la
vida social o comunicación con el no‑yo.
Empecemos esta vez por el caso que los factores sean
iguales.
El sujeto,
en esta situación de imparcialidad, adopta una postura de CONSIDERACIÓN; de ver al otro tal como es, de valorar su persona
con mente abierta, comunicándose sin prejuicios.
Si predomina el orden, el individuo se comunica para
aportar lo que supone que puede tener importancia con el asunto que se esté
tratando y que puede que los demás ignoren o no estén teniendo en cuenta, en
una MANIFESTACIÓN de su forma de
pensar.
En el tercer caso, o sea el de la zona más próxima al protagonismo
(entre la línea de intención y la sensación), la comunicación se hace por
motivos de AFINIDAD; la persona
busca compañía para sentir, sin necesitar motivo material ni intelectual.
Usando el mismo ejemplo del autobús para compararlos,
veríamos que el sujeto basado en la consideración,
se dirigiría al primer desconocido que tuviera al lado y le diría: "Hay
que ver; un asiento vacío y nadie se sienta". Y comenzaría una
conversación con él.
En cambio, el de la zona de manifestación, se dirigiría
a la ancianita y le diría: "Abuela; ahí detrás tiene usted un asiento
vacío; siéntese antes que lo haga otro que vaya menos cansado".Y se
pondría a hablar con ella (no mucho rato, ya que lo importante está dicho) de
cómo está la vida y el poco respeto que hay hacia los mayores.
Por último el de la zona de afinidad, se acuerda inmediatamente de su hijo que está de pie (y
que puede ir aburrido el muy pillín pero no cansado, pues acaban de salir de
casa) y con una sonrisa deliciosa le dice: "Mira, nene: un asiento;
siéntate, verás qué bien vas".
Y procura que los demás se fijen en lo guapo que es.
Con esto hemos visto otras tres formas de vivir la
cuestión del dichoso asiento; podemos apreciar que en estos casos sí ha habido
comunicación entre los protagonistas y el entorno, y ha sido ésta y no el
querer sentarse, la base de actuación de cada uno de ellos; algo que es
bastante diferente de las actitudes del cuadrante anterior, que era de
introversión activa.
Pasemos al cuadrante tres, de introversión receptiva.
En el sector de predominio del protagonismo, el
individuo busca las emociones, con una EMOTIVIDAD
que lo hace vivir intensamente tanto el dolor como el placer. Puede llegar a
preferir sentirse mal a no sentir nada.
En el supuesto que los parámetros sean iguales (zona
central), el sujeto desarrolla su SENSIBILIDAD
como elemento primario de su capacidad sentimental. Vibra con el medio ambiente
ante cualquier estímulo como un cristal sonoro, sintiéndose parte de un todo.
En cambio si predomina el orden, la persona le da forma
a sus propios sentimientos, haciendo un verdadero edificio (eso sí, conforme a
las normas morales vigentes), refugiándose en él ante cualquier situación
anómala. FORMACIÓN podemos llamar a
esa actitud, base de este último sector del cuadrante.
Comparándolos en el ejemplo anterior, tendríamos que el
del sector emotividad pensaría:
"Como va de lleno este autobús puede haber tortas por ese asiento. Con un
poco de suerte, esto se va a animar".
Y espera entusiasmado, como un romano en el circo a los
gladiadores.
Sin embargo el de sensibilidad,
capta de momento la situación: ve a la ancianita de pie y cansada, porque nadie
le ha cedido hasta ahora un asiento; observa las ávidas miradas que le echan
los demás al que ha quedado vacío, y la indecisión a sentarse "por culpa
de esa vieja, que ni siquiera se ha dado cuenta", y siente vergüenza por
todos ellos.
Y si alguno le pide paso para llegar al codiciado botín,
le dirige una mirada acusadora, que deja pensando a la otra persona:
"Bueno, pero ¿qué le he hecho yo para que me mire así? si quisiera
sentarse ya lo habría hecho, ¿no?"...
Por último, el de la zona de formación, la viejecita y su situación le recordarían a su abuela,
y cuando ésta le llevaba de la mano y la gente le decía: "Siéntese usted,
señora, con ese nene; ¿es su hijo?"‑ Y ella llena de satisfacción decía:
"No, mi nieto. Yo ya soy mayor para esos trotes". ‑"Pues no lo
representa..."
Y cuando llegue a su destino, que no le pregunten si la
dulce ancianita consiguió sentarse o la tiraron por la ventanilla, porque no lo
sabe; ya que el resto del viaje no lo ha hecho en el autobús con los demás,
sino dentro de sí mismo.
Bueno; otros tres que tampoco han ido a por el famoso
asiento.
Prestemos por último atención al cuarto cuadrante, o sea
el de extroversión activa.
El sector de más protagonismo o sea, el comprendido
entre la acción y la línea de intención (intención de realización dado el
cuadrante en que se halla), se basa en la VOLUNTAD
del sujeto.
Este no es del tipo que premedita su acción; pero cuando
algo se le apetece o se le mete entre ceja y ceja, lo hace sin importarle las
consecuencias o si el lograrlo le va a significar más perjuicio que beneficio.
Simplemente lo quiere y lo hace, cueste lo que cueste.
No así el que actúa basándose en el REALISMO (zona central). Éste sí tiene en cuenta los pros y los
contras, y procura que al final el balance esfuerzo‑logro deje siempre un saldo
a su favor. Si ve que no va a ser así, abandona la idea sin más.
Y nos queda el más próximo al orden y que se funda en el
RIGOR, o sea: en el obrar según las
normas establecidas, buscando la solidez de lo duradero y la seguridad de lo ya
aceptado como válido.
De todas formas, a cualquiera de los tres que subieran
al cada vez más repleto autobús le veríamos sentarse:
El voluntarioso, "porque le da la gana y a ver
quién le dice que no". Y se sienta con el ceño fruncido.
El realista, "porque se va mejor sentado, y le
quedan varias paradas para bajarse". Y se acomoda con un suspiro de
satisfacción.
Y el riguroso, "porque él ha pagado un billete que
le da tanto derecho como a los demás, sean del sexo o la edad que sean". Y
posa su trasero con un gesto de dignidad y la mirada serena.
Tenemos así un nivel básico que podemos considerar
definido por la circunferencia que aparece en la figura 3.
Figura 3.
Naturalmente que todos estos ejemplos son a modo de
caricaturas, exagerando el concepto dado, como tendencia sobresaliente de la
personalidad del individuo; pero deben servir para comprender la postura o
inclinación en que se basa el sector.
En la realidad,
la persona suele desarrollar más de uno de estos conceptos, conjugándolos unos
con otros como los ingredientes en la cocina para preparar una comida.
Claro que lo mismo que no solemos echarle sal al café o
azúcar a la ensalada de lechugas, deberíamos tener cuidado a la hora de
combinar estas actitudes dado que el resultado puede llegar a ser
verdaderamente frustrante.
Sigamos adelante y veremos cómo esto sucede.
COMBINACIÓN
DE LAS INCLINACIONES
NATURALES
Antes de seguir, conviene distinguir entre el
significado de lo que es sumar dos cosas o combinarlas; ya que aunque en
adelante a veces se hable de suma, en realidad es combinación.
Poniendo un ejemplo; tenemos que tanto el agua como el
aire están formados por gases; en el aire, el oxígeno y el nitrógeno que son
los que lo componen principalmente, están unidos pero no "colaboran",
por decirlo de alguna manera.
Así el aire sigue siendo un gas, o sea algo de la misma
esencia de sus componentes aunque teniendo disponibles a ambos.
En cambio, en el agua tenemos dos gases (oxígeno e
hidrógeno) que se han combinado,
dando lugar a algo más "evolucionado", con unas cualidades que no se
encuentran en sus componentes y que sin embargo han surgido de ellos.
Esto se debe a que en una combinación de dos factores
tenemos:
Cada posibilidad del primer factor por todas las demás
de él mismo (factor al cuadrado); más cada posibilidad del segundo factor por
las demás suyas (cuadrado del segundo factor), más las posibilidades del
primero por las del segundo, más las del segundo por las del primero, teniendo
en cuenta la separación entre ellos (coseno del ángulo).
Llamando a y b a los factores, matemáticamente
sería:
(a² + 2ab.cos + b²).
Usando vectores, la combinación estaría representada por
la superficie comprendida entre ellos.
El vector resultante es también asimismo igual a la
media (raíz cuadrada) de la fórmula anterior.
Claro que como veremos a continuación, es mucho más
sencillo calcular la resultante de una combinación, sumando sus coordenadas
respecto a los ejes.
En la Fig. 4 volvemos a ver el primer cuadrante, que
seguimos tomando como ejemplo, aunque podría ser otro cualquiera.
Figura 4.
Localizando cada concepto en el centro de su sector,
podemos definirlos por sus coordenadas con respecto a los ejes, o como vectores
de longitud igual al radio del nivel, y ángulo correspondiente a su posición.
Es más; como la coordenada horizontal nos da la medida
del protagonismo (ya que está referida al eje del mismo) y la vertical nos da
la del orden (también referida a ese eje), sumando respectivamente las
correspondientes a los dos conceptos, estamos sumando en realidad las
cantidades de protagonismo y orden de la combinación de ambos.
Por lo tanto: los datos de estas sumas nos darán las
coordenadas de dicha combinación.
En la misma Fig. 4, se han combinado los conceptos de
CRITERIO y CONCIENCIA sumando sus coordenadas, coincidiendo el resultado con la
línea de ATENCIÓN del cuadrante; cosa bastante lógica, considerando que es
precisamente lo que de común tienen ambos conceptos.
Corresponde este resultado por tanto, a un desarrollo de
esta línea y a una combinación provechosa, puesto que el vector del nuevo
concepto, que corresponde a la REFLEXIÓN,
es prácticamente el doble de los vectores de los conceptos, alcanzando así un
nivel superior, más evolucionado.
En la figura 5, la otra combinación (CRITERIO &
PROPÓSITO) se ha efectuado sumándolos vectorialmente, para describir también
esta modalidad (que da el mismo resultado que lo hacemos por coordenadas);
observándose también que el nuevo concepto (IMAGINACIÓN), se halla así mismo en la línea común a ambos, que en
este caso es la INTENCIÓN, y en el mismo círculo o nivel que el de la suma
anterior (REFLEXIÓN).
Figura 5.
Todos los conceptos contiguos que combinemos en los
cuatro cuadrantes, coincidirán en este nuevo nivel, definido por una
circunferencia de radio igual a la resultante de cualquiera de estas parejas,
ya que todas ellas dan la misma longitud.
Podemos hacer algo más; y es sumar los conceptos
contiguos que se hallan en cuadrantes diferentes.
En estos casos, el concepto resultante coincide con el
eje común a ambos, también en el nuevo nivel obtenido antes.
En la Fig. 6 podemos ver ya los dos niveles; los
conceptos‑suma obtenidos y sus posiciones respecto a los originales.
Ya en el cuadrante 1 veíamos que la CONCIENCIA
"elevaba" el CRITERIO, llevándolo a la REFLEXIÓN, y que en el otro
caso ese mismo CRITERIO era impulsado por el PROPÓSITO haciendo actuar a la
IMAGINACIÓN.
Estas dos cualidades (REFLEXIÓN e IMAGINACIÓN), se nos
presentan como los principales agentes del desarrollo del pensamiento, que es a
lo que corresponde el primer cuadrante.
En el cuadrante 2 encontramos el DIÁLOGO y la RELACIÓN
como las dos vías de comunicación con los demás.
Así mismo, en el cuadrante 3 están el VALOR y la COMPRENSIÓN, que sirven de puntales en el complejo mundo
sentimental.
Y en el cuadrante 4 vemos en este nivel otros dos
elementos que son la PERTINENCIA y
la PRUDENCIA, como base de toda
actividad provechosa.
En cuanto a los que coinciden con los ejes, sobre el de
protagonismo está la DECISIÓN, en la
que el PROPÓSITO pasa a ser operativo gracias a la VOLUNTAD, que actúa según un
objetivo dictado por el PROPÓSITO.
En el lado izquierdo, la EMOTIVIDAD promociona la
AFINIDAD, y ésta a su vez le proporciona un medio de comunicación a esa forma
de sentimientos, desarrollándose ambos en la AMISTAD.
Si pasamos al eje de orden, la CONCIENCIA se
"manifiesta" comportándose el sujeto "dentro de un orden",
tomando una actitud de HONESTIDAD,
consistiendo ésta en una manifestación en su comportamiento de su forma de
pensar.
Y en el otro extremo, la FORMACIÓN se hace más
"rigurosa", tratando de ser más efectiva (influencia del cuadrante
3), adaptándose a la forma de una DISCIPLINA
en la que el RIGOR se convierta en un modulador de los sentimientos.
Figura 6.
COMBINACIONES
DE ABERRACIÓN
Veamos ahora qué sucede si conjugamos conceptos no
contiguos.
En la Fig. 7 se han sumado (otra vez en el primer
cuadrante) los dos conceptos laterales, saltándose el central.
Tenemos así una combinación de CONCIENCIA y PROPÓSITO;
en este caso, la resultante se encuentra en el sector central, por encima del
CRITERIO y por debajo del nivel de REFLEXIÓN e IMAGINACIÓN.
Podemos
considerar el resultado como una aberración o exageración del CRITERIO, ya que
el PROPÓSITO busca su justificación en la CONCIENCIA, y ésta queda condicionada
por el PROPÓSITO, dando lugar al Dogmatismo,
a ver las cosas sólo como se quieren ver.
Figura 7.
No vamos a analizar caso por caso todas las
combinaciones posibles de este tipo (saltándose uno en medio, incluso sumando
conceptos de cuadrantes contiguos), pero se puede comprobar que en cada caso el
concepto‑suma se encuentra en el sector que se halla entre los dos conjugados,
con el mismo ángulo que el concepto base de esa zona, y en una circunferencia o
"subnivel" de radio mayor que el de los componentes, aunque menor que
en los casos de suma de elementos contiguos.
En todas estas sumas, el nuevo concepto resulta ser un
exceso o distorsión del elemento base del sector en que se halla. Naturalmente,
como en todo este trabajo, los nombres de los conceptos pueden ser sustituidos
por otros que expresen mejor lo que representan, aunque creo que la descripción
en el Diccionario de la Lengua de los que he escogido puede valer hasta hallar
otros mejores.
Volviendo al tema, vemos así cómo un uso inadecuado de buenas
facultades produce un resultado pernicioso.
O dicho con palabras solemnes, cómo nace el mal del
bien. Igual que en la cocina, que en principio todo es bueno y alimenticio, y
hay platos que salen puro veneno.
Y que conste que estas combinaciones son de lo mejorcito
de las "no convenientes".
Pasemos a ver otras que son menos agraciadas.
COMBINACIONES
DE DEFICIENCIA
Pasemos ahora a la Fig. 8, para analizar un ejemplo de
los casos en que se conjugan elementos separados ya por otros dos, por lo que
pertenecen necesariamente a cuadrantes distintos aunque son contiguos.
A simple vista la combinación CONCIENCIA & VOLUNTAD
parece que debería ser una de las más recomendables y satisfactorias, dada la
pureza de intención que parece engendrarla.
Pues no. Veamos en la Fig. 8 cómo sucede esto.
Figura 8.
Dado que el hecho de tener conciencia no significa estar
en posesión de la Verdad (la prueba es que todos tenemos la nuestra y casi
ninguna coincide, al menos en los detalles), no tiene nada de extraño que la
persona que obra según esta combinación termine con cara compungida y abrumada
ante el estropicio a que ha dado lugar su Temeridad;
y alguien que le aprecia le dé unas palmaditas en la espalda y le diga:
"No te atormentes más; tú has obrado según tu conciencia".
Y piadosamente se calla el final lógico de la frase:
"Lástima que no tuvieras más desarrolladas tus facultades".
Sí, es verdad; lástima que los nacidos bajo el sol no
desarrollemos nuestras facultades para cuando nos hacen falta; porque no es lo
mismo actuar según conciencia que
obrar bien.
Para esto, primero habría que unir la conciencia al
criterio; el criterio al propósito y éste a la voluntad;
así, como hemos visto antes, se desarrollarían las cualidades de reflexión,
imaginación y decisión, todas ellas necesarias para alcanzar la sensatez
y la creatividad (ver Tabla), que pueden llevarnos a la planificación necesaria para intervenir
en el proceso natural de los acontecimientos, de una manera que armonice con el
espíritu del Orden que definimos en nuestro interior como el
Bien.
Algo demasiado delicado y complicado como para poder
resolverlo a nivel del primero o segundo círculo de facultades.
Para
más detalle, está el libro de Cervantes "Don Quijote de la Mancha",
que trata a fondo de esto (es broma, o puede que no).
Volviendo a
donde estábamos, o sea a la Fig. 8, vemos que el concepto‑suma se encuentra
sobre la línea de INTENCIÓN del primer cuadrante, o sea: en el ángulo de la
imaginación pero sin alcanzar su nivel.
Cosa que coincide con las características de esta
combinación, que son seguir los dictados de la conciencia pase lo que pase, o
sea: sin imaginar (o calcular,
prever...) las posibles consecuencias que pueden derivarse de esta forma de
obrar.
Vemos pues que hay una insuficiencia del concepto que
está en el mismo ángulo, que en estos casos se halla en un nivel superior; al
contrario que en los casos anteriores, en los que el concepto‑suma estaba más
desarrollado y el básico del sector quedaba más cortó.
Aún así, vemos que estas combinaciones todavía quedan
por encima del nivel de los conceptos que las producen, aunque en un
"subnivel" de deficiencias que engendra unas taras de comportamiento
quizás más peligrosas que las anteriores de exceso, al ser menos evidentes y a
la vez más insatisfactorias.
Pasemos ahora a conjugar los conceptos separados por
otros tres, o sea que forman ya entre sí un ángulo de 120 grados.
COMBINACIONES DE ESTANCAMIENTO
Pasemos
ahora a conjugar los conceptos separados por otros tres, o sea que forman ya
entre sí un ángulo de 120 grados. Al sumar éstos vectorialmente, vemos que la
resultante coincide con un elemento del mismo nivel que los componentes.
Tomando
como ejemplo CONCIENCIA & OBJETIVIDAD, comprobamos que la suma o resultante
coincide con el PROPÓSITO, que pasa así de ser un medio o factor de desarrollo,
a convertirse en un fin en sí mismo (Figura 9)
Figura 9.
Es
el caso de la persona que vive pensando en todo lo que va a hacer en cuanto
llegue una ocasión que merezca la pena emplearse a fondo (componente de
OBJETIVIDAD), y pueda actuar como él cree que es justo (componente de
CONCIENCIA),
Entonces
él hará algo bueno; algo que cada vez que lo piensa le hace sentirse
justificado por no hacer mientras otras pequeñas cosas que no cree que merezcan
gastar las energías y la atención que reserva para ese PROPÓSITO que le
obsesiona.
Esto
le lleva a un "estancamiento" del PROPÓSITO, ya que al adjudicársele
una importancia inmerecida o excesiva, no se le relaciona en su nivel con los
que evolucionaría adecuadamente: en su caso, la VOLUNTAD o el CRITERIO, por lo
que casi siempre queda en una estéril e interminable espera.
En
los demás casos de conjugación de factores separados como los anteriores, o sea
120 grados, sucede lo mismo: una recaída en el mismo nivel, y dificultad de
asociación del concepto que coincide con la resultante, que adquiere una fuerte
preponderancia, destacando en la personalidad del sujeto.
COMBINACIONES DE FRUSTRACIÓN
Son
las que se producen al conjugar elementos que forman entre sí un ángulo de 150
grados.
Aquí
ya la resultante es sensiblemente menor que los vectores de los elementos que
la forman. Por lo tanto, es más la cantidad de "energía vital" que se
pierde en tensiones internas que la que se aprovecha.
Además,
dicha resultante recae sobre elementos de un nivel de evolución más bajo que
podríamos denominar instintos,
sometiendo al que de éstos se trate a esas tensiones.
Este
nivel de instintos, podemos considerar que está formado por las diferentes
tendencias que, combinándose como hemos visto con las facultades, son las que
nos impelen a ejercitar éstas, aunque de manera menos voluntaria y consciente.
Tenemos
así, que por fijarnos en dos cualesquiera de estos conceptos, el instinto de
logro y el de conservación, que pertenecen a ese nivel en el cuarto
cuadrante, propician el empleo de la objetividad, que está en el nivel
siguiente (de facultades conscientes).
Y
siguiendo por donde íbamos, o sea por la combinación de facultades separadas
150º, nos encontramos por ejemplo en la Fig. 10 que si combinamos CONCIENCIA
& RIGOR, vemos en la figura que quien soporta toda la tensión es el ALBEDRÍO
del sujeto, que actúa bajo la presión de grandes tensiones internas.
Figura 10.
Todo
este sistema de evolución del comportamiento se basa en que los elementos de
cada nivel, combinando sus estructuras de energía, dan lugar a los elementos
del nivel siguiente, o de “subniveles” de imperfección de desarrollo si los
elementos que se combinan no son contiguos en su nivel. Por lo tanto, el
proceso contrario, o sea de involución, podemos considerarlo como el más
perjudicial, y claramente frustrante para la línea de evolución correspondiente
al grado del círculo de la Tabla donde se produce.
Queda
el preguntarnos ¿cómo averiguar las particularidades de esas tensiones?
Aunque
no sé hasta qué punto puede considerarse matemáticamente válido, se podría
probar a repartir dichas tensiones en dos vectores iguales y opuestos, ambos
perpendiculares a la resultante, y observar con qué conceptos coinciden. En el
caso de la figura, están en el terreno del orgullo y la aceptación, aunque
cerca de la soberbia y la intransigencia. Quizá eso tenga un sentido, quizá no.
Queda ese tema para la investigación.
Por
último, si tratamos de combinar facultades opuestas 180 grados, el resultado
sería nulo. ¿Qué pasa entonces en esos casos? Es posible que la energía incida
en el terreno de lo psicosomático, o que, si el sujeto es habilidoso, al tener
ambas el mismo ángulo respecto a los ejes, use en cada caso una de las dos,
aplicando la “cara de la moneda” que mejor proceda.
* * *
CAPITULO
II
CARACTERÍSTICAS DE LA TABLA.
Aunque la representación del conjunto de todos los
conceptos sería una figura curva y cerrada, la proyección de su
"hemisferio" inferior, da sobre un plano los siguientes niveles-base:
Un nivel 0, que se considera pertenece a la constitución atómica
(carbono, fósforo, calcio...), o sea, algo así como al metabolismo basal.
Un nivel 1, correspondiente a las energías vitales, supuestamente localizadas en las vísceras o
sistemas anímicos del cuerpo; algo así como las energías de los
"canales" en acupuntura; por lo que podemos denominarlo un nivel
fisiológico.
Un nivel 2, psicofisiológico, formado por las percepciones conscientes (vista, oído, tacto...) producido por el
uso combinado de las energías del nivel anterior
El nivel 3 o sea el siguiente, corresponde a los instintos, basados cada uno de ellos en
la línea de su ángulo, bien de ATENCIÓN o de INTENCIÓN.
Los coincidentes con las líneas de ATENCIÓN, se basan en
el sentido de la importancia del cuadrante en que se hallan.
Los que se encuentran sobre las líneas de INTENCIÓN, son
un deseo de participación en el ámbito de su correspondiente cuadrante.
El nivel 4 es de facultades
de uso consciente, aunque producidos por la combinación inconsciente de los
instintos del nivel 3.
Si estos instintos no están correctamente desarrollados o
están mal combinados, las facultades aparecen atrofiadas o aberradas.
El nivel 5 se refiere a actitudes,
consideradas como el uso continuado de las facultades combinadas del nivel 4.
Sucede lo mismo que con los instintos en el caso anterior
en cuanto a deficiencias y aberraciones.
El nivel 6 son las virtudes,
que corresponden a la evolución de las facultades del mismo ángulo, y tienen como
fundamento y apoyo las actitudes del nivel 5.
Respecto a las deficiencias y aberraciones, lo mismo que
en los otros niveles.
A partir de ahí, caso de que la Tabla fuese una esfera,
podría haber otro único nivel que cubriera el otro hemisferio, que se refiere a
lo concerniente al ámbito social y
los demás factores que influyen en el
destino del individuo. Si tiene otra forma podría haber más de un nivel,
que es el caso por el que me decanto. También es posible que no acabe ese
hemisferio inferior en ese nivel 6 que hemos visto antes.
NORMAS
GENERALES
Los nombres de los conceptos deben tomarse de una manera
ambigua, ya que cualquier definición aísla o diferencia de alguna forma a lo
definido respecto a su entorno; y los conceptos no son unidades discretas, sino
que se extienden y entremezclan, considerándose su ubicación como el lugar
donde son más reconocibles.
Al analizar cualquiera de ellos siempre hay que tener en
cuenta los conceptos que le rodean, para comprender mejor el significado de su
definición.
Entre dos niveles básicos, hay como mínimo:
Un "subnivel" de
exageración o aberración
de los conceptos-base del nivel de menor radio de los dos, coincidiendo los
conceptos de ese subnivel en el mismo ángulo de dichos conceptos-base.
Fundamentalmente, estas "aberraciones"
provienen de la combinación de los conceptos-base colindantes con el
concepto-base de ese ángulo, que es el que queda aberrado o exagerado.
Por ejemplo, la combinación del interés por las cosas con
el instinto de logro por conseguirlas, nos puede llevar a la agresividad,
siendo ésta una aberración o exageración de la libertad o libre albedrío.
Y otro
"subnivel", de deficiencia o "infradesarrollo" de los
conceptos-base del nivel de mayor radio, que coincide también cada uno en el
ángulo del correspondiente concepto-base, que queda disminuido.
Como en el caso de que al valor le añadamos la prudencia,
que nos lleva más a la obediencia que a la fidelidad. La calidad de estos
niveles es inferior a la del concepto-base de referencia.
Estos excesos y deficiencias son menos nocivos o
"imperfectos" en niveles más altos que en los más bajos, al ser
producto de conceptos más evolucionados.
Por ejemplo, entre los niveles 3 y 4 pueden ser
convenientes si se adoptan transitoriamente, en determinadas circunstancias.
COMBINACIONES
El conjunto de las
combinaciones de dos
conceptos es igual a:
El 1º consigo mismo (concepto 1º al cuadrado) más
El 2º consigo mismo (concepto 2º al cuadrado) más
El 1º con el 2º
considerando el ángulo
(1º x 2º x coseno del ángulo) más
El 2º con el 1º
considerando el ángulo
(2º x 1º x coseno del ángulo).
Siendo el 1º = a, el 2º = b y el ángulo = , tenemos:
a² + b² + 2ab. cos .
La media de este conjunto (raíz cuadrada), nos da el
valor del radio del concepto resultante, que coincide con la suma vectorial de
los dos conceptos que lo generan.
Cuando el ángulo no es igual a cero, esta resultante es
menor que la suma de los radios de los conceptos generadores; la diferencia se
supone que origina una tensión interna que puede representarse en dos vectores
iguales, opuestos y perpendiculares a la resultante de la suma.
Cada uno de estos vectores tendría una magnitud igual a
la mitad de la diferencia entre la suma de los radios y la susodicha
resultante, de forma que:
Valor del vector resultante
+ valor de los dos vectores de la tensión
= suma de los valores de los
conceptos generadores.
Un ejemplo:
En el caso anterior de añadir la prudencia al valor, se
originarían dos tensiones correspondientes por un lado a una frialdad zalamera,
y por otro a una pasividad perezosa.
La combinación óptima es pues la formada por conceptos-base
del mismo ángulo.
Pero la combinación de un concepto-base consigo mismo,
nos da un concepto basado en la negación
de éste; algo así como un XOR lógico.
Este nuevo concepto quedaría ubicado pues en el límite
inferior del concepto-base situado dos niveles por encima, que es el que está
considerado como evolución del original.
Usos de la Tabla
Hay
varios. El más simple y directo es ver si la combinación de dos conceptos que
se estén poniendo en juego en el comportamiento de un sujeto da un resultado
provechoso o por el contrario es algo que no debe hacerse, y de paso ver qué
factores ocultos hay detrás de ese comportamiento.
Otra
utilidad es la siguiente: Si partimos de un determinado comportamiento, qué
concepto haría falta para alcanzar otro deseado. Por ejemplo, si existen prejuicios
y se pretende honestidad, restamos vectorialmente de la honestidad los
prejuicios y nos indica que falta consideración.
Por
último, si una confrontación puede basarse en dos factores, por ejemplo en un
diálogo hay por una de las partes una actitud de susceptibilidad y por
la otra sinceridad, unimos estos dos conceptos con una recta y vemos que
coinciden sobre ella varios conceptos que son los que cumplen la función de esa
recta, o sea los que tienen un “factor común” con esos dos conceptos, como la hosquedad
y el despecho. Podemos prever entonces que éstos van a poder salir a
relucir. El único concepto positivo que coincide es el respeto, que es
lo que hay que fomentar en este caso.
Relación entre los sectores de la
Tabla y los tipos MBTI
La
distribución de los tipos MBTI en los sectores de la Tabla sigue el siguiente
criterio:
Los
tres sectores de cada cuadrante tienen iguales funciones (las dos letras
centrales).
Los
sectores adyacentes al eje de orden (vertical) son sectores de juicio (J) y los
adyacentes al de albedrío (horizontal) lo son de percepción (P).
En
cuanto a preferencias de extroversión / introversión, los sectores laterales de
cada cuadrante tienden al cuadrante contiguo, de modo que los de cuadrantes de
extroversión se manifiestan introvertidos y viceversa.
Los
sectores centrales sí son acordes con su propio cuadrante (o con el opuesto,
que tiene la misma tendencia) y son más ambiguos respecto a la orientación
hacia el mundo exterior (J, P) tendiendo más los del lado de acción a la J y
los de emoción a la P.
En
resumen quedan así:
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